RELAJACIÓN PROGRESIVA Y
VISUALIZACIÓN PARA DISMINUIR LA ANSIEDAD EN DEPORTISTA DE ALTO
RENDIMIENTO
Gildalthi Israel Cetina
Ramos
Tesis de Licenciatura
RESUMEN
La
psicología del deporte es un área emergente de la ciencia de la
psicología, en la que la comprensión de los procesos psicológicos
y la aplicación de técnicas adecuadas pueden ayudar a un mejor
rendimiento de los deportistas. Actualmente, en distintos países, el
desarrollo de las capacidades intelectuales del atleta se ha
manifestado cada vez más como un elemento imprescindible dentro del
proceso formativo y educativo (Harre, 1983), demostrando la
importancia de los factores psicológicos en el desempeño y éxito
deportivo (Valdés Casal, 1996). El propósito de esta investigación
fue comprobar que la relajación progresiva y la visualización
disminuyen los niveles de ansiedad en el deportista antes y después
de la competencia y que esto lo puede aprender el deportista para su
beneficio.
Este
trabajo se fundamenta en el enfoque cognitivo-conductual (González,
1992; 1996, 1997) y mediante el IDARE (Spielberger y Díaz-Guerrero,
1986) se midieron los niveles de ansiedad en tres momentos: antes y
después del taller de relajación, y después del taller de
visualización. El programa de intervención se utilizó con 6
deportistas de alto rendimiento de canotaje, radicados en la ciudad
de Progreso, Yucatán. Mediante un diseño intrasujeto de tipo
cuasiexperimental (Kerlinger, 1988; Hernández-Sampieri,
Fernández-Collado y Baptista-Lucio, 1998). Se utilizó el Test de
Matrices Progresivas de Raven como
prueba de control.
Los
resultados demuestran que existieron cambios estadísticamente
significativos en la Ansiedad-Estado (A-Estado) y en la
Ansiedad-Rasgo (A-Rasgo) antes y después del programa de
intervención. La prueba de control (Raven) demostró que el programa
de intervención resulta útil, para los deportistas que tienen
mayores niveles de ansiedad y un diagnóstico
de capacidad intelectual “por debajo del termino medio”.
Sin embargo, los deportistas con un
diagnóstico de capacidad “superior al término medio” demuestran
un aprovechamiento de aprendizaje en un menor tiempo y una mayor
eficacia en el uso de las técnicas para el control de la ansiedad.
Se concluye, que es posible intervenir en la preparación
psicológica del deportista de una manera sistematizada y
controlada, para que en un tiempo razonablemente dosificado de su
microciclo de entrenamiento, puedan tener un mejor control de sí
mismos respecto a la ansiedad. Los resultados parecen indicar que la
capacidad intelectual resulta importante en los deportistas para el
aprendizaje eficaz de nuevas habilidades cognitivas que les ayude a
tener niveles menores de ansiedad.
Introducción
El
deporte sigue siendo un elemento de gran trascendencia no sólo para
la población en general como lo era en las antiguas culturas de los
egipcios, los persas, los romanos, los tibetanos, los mayas y los
aztecas, que también jugaban a la pelota (Sagan, 1995), sino
que también en nuestros días lo es para los profesionales y la
ciencias relacionadas con los deportes. Por ejemplo, cada vez
más, un número creciente de psicólogos se dedica a esta
actividad de manera formal (Smith, Sarason y Sarason, 1984), y se han
logrado intervenciones con resultados favorables, en deportistas
internacionales, mediante el uso de técnicas de la psicología
clínica (Roses, 1986). Actualmente, la mayor parte de los
principales deportes se hallan asociados con una nación o con una
ciudad y son símbolo de patriotismo y orgullo cívico (Sagan, 1997).
Esto demuestra que la actividad deportiva afecta la vida de muchas
personas de casi todas las edades, ya sea como practicantes,
entrenadores, jueces o árbitros, directivos, aficionados o simples
espectadores de retransmisiones deportivas televisadas (Pérez, Cruz
y Roca, 1995). En distintos países, el
desarrollo de las capacidades psicológicas del atleta se ha
manifestado cada vez más como un elemento imprescindible dentro del
proceso formativo y educativo (Harre, 1983). Por tales motivos, ha
surgido un nuevo campo de investigación y aplicación de la
psicología: la psicología del deporte (Harris y Harris, 1992;
Pérez, et.al, 1995).
Descripción del Problema
La
psicología del deporte es una rama especial de la ciencia
psicológica cuyo objetivo son las particularidades específicas de
la actividad deportiva en sus diversas disciplinas y las
particularidades psicológicas de la personalidad del deportista
(Fernández Mier, 1988). Por otro lado, González Carballido (2001)
define la psicología del deporte como:
una
ciencia aplicada que estudia los procesos psíquicos y la conducta
del deportista en la actividad deportiva, que persigue conocer y
optimizar las condiciones internas del deportista con el propósito
de lograr la expresión del potencial físico, técnico y táctico
adquirido en el proceso de preparación (pag. 1).
Manzo
Andrade (2001) señala que la actividad deportiva se caracteriza por
el fortalecimiento físico del organismo y un elevado nivel de
preparación; se requiere también del dominio perfeccionado de la
técnica de ejecución de los ejercicios, por lo que el deportista
debe llevar a cabo un entrenamiento especial, en el cual de manera
específica y sistemática asimile y perfeccione hábitos motores
con el fin de desarrollar cualidades necesarias para practicar el
deporte en cuestión, pero es fundamental contar con un preparador en
el plano psicológico. Sin embargo, a pesar de este hecho,
la mayoría de los atletas pasan entre el 90 y 95 % de su tiempo, en
el desarrollo de habilidades físicas y una mínima cantidad en
ejercitar los factores mentales que llevan al triunfo atlético
(Curtis 1992). Se ha observado que la planificación del
entrenamiento psicológico con los componentes físicos, técnicos y
tácticos puede incrementar el rendimiento en los deportistas hasta
en un 50% en su efectividad, en comparación con el rendimiento del 5
al 10% mediante el uso de drogas dopantes (González, 1996).
Por su
parte, Alba Méndez (2002) indica que la ansiedad afecta la atención
de manera indirecta, pues un alto nivel de estrés o ansiedad genera
un alto grado de activación, que interfiere con la concentración de
la atención de los individuos, afectando la ejecución en una
competencia. Existen muchos ejemplos de esta influencia en la vida
deportiva y común, como quedarse sin aliento durante una prueba
atlética, olvidar parte de lo que se debía, decir durante una
representación teatral, o quedarse con la mente en blanco en el
curso de un examen. Generalmente, cuando el desempeño es muy
intenso, se eleva con ello el nivel de ansiedad, lo cual puede
resultar contraproducente. Este trabajo tiene un interés particular
en el fenómeno de la ansiedad, como
factor que puede interferir en el desempeño del atleta.
Justificación
La
seriedad que adquiere la psicología del deporte se refleja en la
investigación sobre las publicaciones realizadas a través de una
revista electrónica en el periodo de 1996 al 2001, la cual reporta
que se han expuesto más de 1000 artículos relacionados con los
temas de educación física, ansiedad, salud, aprendizaje motor,
psicología del deporte, investigación, competencia, historia y
tercera edad, entre otros (Fuentes Guerra y Castillo Viera,
2002).
En
el ámbito nacional se encuentran los trabajos de Fink Smith (2002)
sobre estrés y motivación en el deporte, y Chincoya Teutli (2002)
sobre los procesos psicológicos del deportista lesionado. Existen
otros autores en México que han realizado diversos trabajos
relacionados con la temática del deporte. En Yucatán, entre las
investigaciones realizadas y publicadas sobre el deporte, se puede
encontrar el trabajo de Barrera Moguel (1999) sobre La
relación entre ansiedad y satisfacción con el rendimiento
deportivo, en el cual se encontró una correlación positiva
entre la ansiedad y el nivel de satisfacción con el rendimiento. Por
lo cual, sería importante continuar con trabajos de psicología del
deporte para dar un seguimiento a esta investigación. Otro trabajo
ha sido el desarrollado por Esquivel-Baqueiro (1998) sobre los
Factores determinantes en el óptimo desarrollo de las
potencialidades del deportista en Yucatán, en el cual concluye
que los atletas en ocasiones perciben que su rendimiento no es como
ellos quisieran, tienen signos cognitivos de estrés y le dan
demasiada importancia al triunfo, mientras que los entrenadores
piensan que la motivación y la concentración son factores
importantes en el desempeño. Por su parte, los psicólogos piensan
que el estrés, la motivación, la confianza, y el apoyo familiar y
social son factores con mayor influencia en el rendimiento de los
deportistas.
En
el ámbito de aplicación se encuentra el trabajo realizado por la
Facultad de Psicología en diversos equipos de selección del
Instituto de la Juventud y el Deporte (Programa de apoyo a
talentos deportivos, 2000). Este programa fue enfocado a
deportistas de alto rendimiento o talentos deportivos, que
participarían en la Olimpiada Nacional Juvenil celebrada en el año
2000, y que por lo tanto requerían de una preparación psicológica
sistematizada y controlada.
Por
otra parte, gracias a la planeación estratégica de las autoridades
del deporte en el Estado
y a la inclusión de diferentes ciencias aplicadas al deporte,
entre ellas la psicología del deporte, se han logrado en los últimos
años avances significativos en el deporte local e incluso a nivel
nacional, obteniendo un quinto lugar nacional (V informe del Gobierno
del Estado de Yucatán, 2000). Por lo tanto,
un objetivo de las instituciones deportivas del Gobierno
es poder mejorar o cuando menos mantener esta posición.
Actualmente,
aunque ya se tiene una mayor conciencia del carácter
multidisplinario del deporte y del rendimiento deportivo, es
necesario avanzar más, ya que tener entrenadores y deportistas de
alto rendimiento, es importante; pero también es prominente contar
con médicos, nutriólogos y psicólogos deportivos. Sobre todo, no
se le debe restar importancia a esto último, debido a que si el
entrenamiento deportivo a nivel físico es fundamental, lo es
quizás más a nivel psicológico (Nick Faldo en González, 1992).
Porque como afirma el director deportivo de voleibol
del Lazio de Italia, Julio Velasco, quien llevó a su equipo a
los primeros planos mundiales: “uno puede hacer la mejor
preparación física, técnica y táctica pero con sólo eso, no
alcanza. Lo que define es un factor humano marcado por la emoción de
cada jugador y la capacidad de soportar esas tensiones” (Roffé
1999, p. 15).
El presente
estudio pretende contribuir a la ampliación del conocimiento teórico
en esta área de la psicología, así como ser de ayuda a los
profesionales enfocados al aspecto de aplicación de esta disciplina
de la psicología, que aún se encuentra en la etapa de iniciación
en cuanto a su utilidad en el medio local. Los resultados de este
estudio podrían ayudar a que los nuevos profesionales de la
psicología tengan nuevas bases sobre el trabajo del psicólogo
deportivo y que sea un impulso para la realización de nuevos
trabajos de investigación, que abarquen otros aspectos del deporte.
Y también podrían ser de utilidad para deportistas prospectos,
talentos deportivos o de alto rendimiento y que hayan participado en
competencias a nivel nacional, y así recibir una mejor preparación
deportiva.
Objetivos
El
propósito de este trabajo de investigación fue desarrollar e
impartir un programa para reducción de la ansiedad de forma
sistemática y lo más controlada posible, para mejorar el
rendimiento de deportistas de alto rendimiento. Para esto, se aplicó
el programa mencionado a un grupo de canotaje de alto rendimiento y
luego se compararon los resultados antes y después del programa. El
programa se utilizó en deportistas de alto rendimiento ya que por
sus características, en ellos la motivación de logro es mayor
(Valdés Casal 1996) y también por sus experiencias de competencia a
nivel regional y nacional.
Objetivo General:
Incrementar el autocontrol en los deportistas para reducir sus
niveles de ansiedad antes y durante la competencia y de este modo
mejorar su rendimiento deportivo.
Objetivos
específicos:
- Que los deportistas participantes logren un dominio básico de las técnicas de respiración y relajación básicas para reducir su ansiedad.
- Que los deportistas participantes logren un dominio básico de la relajación progresiva para reducir su ansiedad.
- Que los deportistas participantes logren un dominio básico de la técnica de visualización para reducir su ansiedad.
Capítulo I. Antecedentes
1.
1. Estrés y Ansiedad
La
psicología es un sistema conceptual que cuenta con muchos términos
ligados a la vida cotidiana y al lenguaje común, lo que puede
dificultar la comunicación entre los académicos e investigadores y
otros profesionales relacionados con la conducta humana (González
Carballido, 2001). Por lo tanto, a continuación se aborda el
concepto de ansiedad y estrés con mayor detenimiento en el contexto
del deporte y su relación con otras palabras, que en muchas
ocasiones se tienden a asociar y confundir.
Según
García Montañez, et. al. (2002) se habla coloquialmente de estrés,
tanto para describir la “sensación subjetiva como la conductual y
objetiva del individuo ante diferentes estresores; por un lado,
tenemos la ansiedad o angustia y por el otro las señales somáticas”
(p. 129). Los términos ansiedad y estrés se encuentran íntimamente
ligados y en ocasiones se utilizan de manera indiferenciada. Diversos
autores de la literatura de psicología del deporte hacen uso del
término ansiedad, nerviosismo, estrés, tensión, o angustia, como
sinónimos refiriéndose a los aspectos cognitivos y fisiológicos
que involucran tales procesos (Curtis, 1992; González, 1992, 1996,
1997; Moro Mérida, et. al., 2001; Roffé, 1999; Smith, 1992,
Williams, 1991). Referente al uso de estos conceptos Roffé (1999)
comenta que lo que comúnmente se entiende por estrés se llama
también ansiedad o tensión del deportista. Como se entiende en
general la palabra ansiedad es un grado menor de la angustia.
Pero según la definición de ansiedad de Spielberg y Díaz Guerrero
(1986), puede notarse que se refiere más a aspectos cognitivos pero
no ignoran la activación que sufre el sistema nervioso autónomo
del individuo ante una situación de peligro. La palabra estrés es
una abstracción de la cual no se puede prescindir, y según Ganong
(en González Carballido, 2001) el vocablo es breve, con carga
emocional y útil para hacer referencia a algo que, de otra manera,
se necesitarían muchas palabras para decir. Por estas razones, los
términos ansiedad y estrés se traslapan. Para explicar estos
cambios internos que acontecen a todas las personas que pasan por una
angustia o ansiedad es imprescindible de antemano abordar con
detenimiento estos conceptos.
La
psicología tiene una multitud de conceptos con diferentes
desarrollos teóricos y a menudo son contradictorios, o, también,
sinónimos, de tal manera que se sustituyen unos por otros. Esto es
un reflejo de su nivel de desarrollo como ciencia y también de su
complejidad (Valdés Casal, 2002). Al referirse al tema del estrés y
la emoción, Valdés Casal plantea que la emoción parece
haber muerto para ser sustituida por el término “estrés”.
Señala que el concepto estrés ha hecho un matrimonio por interés
con la ansiedad y se aprovechó de ello para sustituirla en momentos
cruciales y obtener reconocimiento. Por otra parte, de acuerdo con
este autor, el reconocimiento quedó simplemente referido a la teoría
del arousal y de la motivación.
Sugiere que hay que reflexionar con más profundidad, lógica e
histórica, sobre estos conceptos, pues son importantes en el sistema
conceptual de la psicología y sirven para indicar cosas diversas
(Valdés Casal, 2002). Este es un tema que atañe no sólo a la
psicología general, sino también a la psicología del deporte, por
lo que a continuación se hace un breve análisis del desarrollo
histórico de estos términos y otros relacionados.
1.1.1. La Evolución del Termino Estrés
El
término estrés fue acuñado por los físicos quienes comenzaron a
hablar de estrés para referirse a la deformación y tensión
interna que sufren los cuerpos bajo la acción de fuerzas externas de
determinada magnitud. Inspirado en estas formulaciones y en la
imponente mecánica de entonces, Claude Bernard llamó stress a la
respuesta adaptativa de un organismo ante la presencia de un estímulo
nocivo, llegando a establecer que la enfermedad se produce cuando la
respuesta es incapaz de contrarrestar esa nocividad o cuando, a
fuerza de la repetición, la respuesta adaptativa causa daño en sí
misma (González Carballido, 2001).
En las
primeras décadas del siglo XX, Walter Cannon, llamó la atención
sobre la llamada "función de emergencia" (activación de
los sistemas del organismo que facilitan la lucha o huida y la
simultánea inhibición de otros que las interfieren) y descubrió el
papel de las catecolaminas como hormonas del sistema simpático
adrenomedular, cuya secreción aumenta ante situaciones en las que la
acción y el combate son inminentes. Con tales antecedentes, el
fisiólogo Hans Selye (1975; en González Carballido, 2001) elaboró
la teoría más conocida y sistematizada del estrés. Entre sus
principales méritos está haber profundizado en el carácter
inespecífico de la respuesta y en el rol del sistema pituitario
adrenocortical en la producción de cortisol, hormona asociada a los
estados de duda, incertidumbre, preocupación y temor. El mecanismo
explicado por la teoría de Selye puede verse gráficamente en la
figura 1. De acuerdo con Selye, estrés es la "respuesta del
organismo a cualquier demanda hecha sobre él; es un viejo patrón de
adaptación filogenético y estereotipado, que prepara al organismo
para la lucha y la huida. Esta respuesta de la "edad de piedra"
puede ser provocada por una variedad de condiciones psicosociales
entre otras de la vida moderna, cuando la actividad física no es
posible o aceptable socialmente"(González Carballido, 2001).
El
Síndrome de Adaptación General, concebido por Selye, contempla tres
etapas: La "reacción de alarma" o movilización energética
del organismo para responder al estímulo nocivo que lo amenaza; la
etapa de "resistencia" en la que el organismo logra
mantener la eficiencia y el equilibrio a un costo relativamente alto,
y la de "agotamiento", en la que los mecanismos adaptativos
ceden y el sistema enferma o perece (Carlson, 1996; Morris, 1997).
Mucho
después Seyle (1975; en González Carballido, 2001) declaró que
"estrés es el ritmo con que vivimos en un momento determinado,
y todos los seres vivos estamos constantemente bajo estrés, y
cualquier cosa, penosa o placentera que acelere el ritmo de nuestra
vida, causa un aumento temporal del estrés. Un golpe violento que
recibimos o un beso apasionado, pueden igualmente ser provocadores de
un gran estrés". En ese sentido Levi (1972; en González
Carballido, 2001) demostró que los niveles de stress dependen tanto
de la intensidad como de la cualidad del estímulo estresor. En lo
que respecta a la “cantidad” de la experiencia, tanto estrés
padece un individuo en un cuarto a prueba de sonidos que inmerso en
una cadena de producción con elevado ruido. En cuanto a la
“cualidad” de la experiencia ésta puede ser placentera o
displacentera, y en ambas direcciones se produce estrés.
Figura
1. Sistemas fisiológicos más importantes de la respuesta de
estrés según Selye (1972).
Valdés
Casal (2002), al referirse al tema sobre la complementariedad de
conceptos psicológicos, empieza su disertación con el término de
energía, el cual señala que es un concepto bien definido en
su ciencia madre: la física. Y que tiene como
principio que la energía ni se crea ni se destruye, sólo se
transforma. La energía puede analizarse desde la mecánica y la
biología, materias que no son el objetivo de este trabajo. Pero el
problema consiste en que no basta que un organismo tenga a su
disposición energía mecánica o biológica; para los
involucrados en las ciencias de la conducta hablar de movimiento
humano intencional y dirigido, por lo general, supone entrar en el
campo de la psicología. La energía biológica pone a disposición
movimiento cuando existe la motivación, que en psicología se
entiende como el proceso de canalizar la energía y darle dirección,
para satisfacer ciertas necesidades que pueden ser biológicas,
afectivas, sociales, etc. Uno de los problemas del estudio de la
motivación es que se confunde con la emoción, pues históricamente
se le atribuye a la primera el efecto de dar fuerza a la conducta y
no sólo dirección. Aunque los procesos son inseparables, esto es un
ejemplo de lo que a veces ocurre entre el experimentalismo y el
sentido común. Si no podemos separar experimentalmente procesos que
se dan íntimamente unidos, la conclusión no es que nuestros
experimentos sean deficientes por algún motivo, sino que es
imposible separar procesos y que merecen un concepto que los englobe.
Aunque se esté haciendo referencia a facetas diferentes de lo que
ocurre y que el interés sea diferenciar (Valdés Casal, 2002).
Un ejemplo
de los problemas para definir un término es que un concepto puede
tener diferentes definiciones según cada autor, por lo que no hay un
acuerdo unificado del significado.
De
hecho, el presente tema de análisis resulta otro ejemplo de las
múltiples confusiones en cuanto a la definición de los conceptos. A
este respecto Gould afirma y a la vez se cuestiona si es el “estrés”,
un proceso que ocurre cuando el individuo percibe un desequilibrio
entre alguna demanda física o psicológica y sus recursos para
enfrentar la demanda en una actividad considerada importante (Gould
et al., 1993; en Valdés Casal, 2002). Este autor también se
pregunta: ¿Por qué estrés y no emoción? ¿Por qué estrés y no
ansiedad?
En
este sentido, Valdés Casal (2002) realiza un análisis del concepto
emoción, ya que en su opinión éste engloba a todos los demás,
pues la ansiedad, el estrés, y en parte la motivación se origina
del término de emoción; porque la emoción está implícita en
todos estos conceptos. Con base
en este análisis se puede decir que ocurre una situación similar
con el término estrés o ansiedad.
Para
eliminar en parte la ambigüedad surgida de estos conceptos, González
Carballido (2001) plantea que la movilización necesaria para
enfrentar una tarea relativamente habitual, se debe considerar
como resultado de un estado de tensión. Este
autor sugiere que sólo se deberá de hablar de estrés cuando
el sujeto aprecie que las exigencias que tiene que vencer, exigen o
exceden la expresión de todos sus recursos y habilidades, de manera
que la valoración objetiva de la situación y la autovaloración de
las posibilidades propias desempeñan un papel importante en la
aparición de este estado. Asimismo, señala que distrés, es
un término que se refiere a tener poco control de la tarea o
actividad y elevarse bruscamente el nivel de excitación, es decir,
se considera como una reacción negativa.
Según
Ferreira Brandao, Valdés Casal, y González González (2002),
retomando y aplicando a la actividad deportiva, lo propuesto
teóricamente por Selye (1972; en González Carballido, 2001)
mencionan que en las situaciones deportivas se producen tres tipos de
síntomas negativos: físicos (aumento de la frecuencia cardiaca,
aumento de la frecuencia respiratoria, sudoración, tensión
muscular), mentales (miedo, ansiedad, preocupación, inhabilidad para
concentrarse) y comportamentales (hablar rápidamente, nervios).
Estos autores basándose en Selye (1972; en García Ucha, 2001)
afirman que la activación o ansiedad-estado,
no siempre tienen un efecto negativo sobre la ejecución
deportiva, sino que también puede existir el estrés positivo,
conocido también como eutrés (González Carballido, 2001) que ayuda
al deportista preparándolo para la actividad explosiva, manteniendo
de esta forma la motivación y entusiasmo para un mayor rendimiento.
Por
ejemplo, un boxeador debe de enfrentar a otro que se inicia en este
deporte en su primera pelea clasificatoria de un torneo. Conoce que
es una pelea de trámite, pero no se puede descuidar: debe moverse
rápido y evitar que su oponente se acerque demasiado. Para lograrlo
ha de poner sus fuerzas y capacidades en tensión, pues de lo
contrario no logrará tener la rapidez necesaria. No se aprecia
ninguna amenaza, sólo la necesidad de movilizar sus recursos. Eso es
tensión, pero no estrés. Sin embargo,
en peleas subsiguientes irá aumentando el nivel de sus
contrarios y llegará el momento de la pelea final. El atleta sabe
que para ganar debe poner en juego todo lo aprendido, el potencial de
sus capacidades físicas, técnicas y tácticas desarrolladas durante
el período de entrenamiento. En está situación, el boxeador
experimentará muy probablemente estrés, pero sólo cuando él así
lo interprete.
Otro
problema es determinar el tipo de estrés que prevalece. Si dicho
boxeador conoce a su contrario, sus modos de ataque y defensa
preferidos, sabrá cómo neutralizarlo, y si le ha ganado en otras
ocasiones, se sabrá poseedor de los recursos necesarios para
enfrentarlo con éxito. Lo más probable,
es que experimente un estado de esfuerzo que lo conducirá
a la acción, en la cual, dominan
las emociones positivas y la capacidad de recuperación, el optimismo
y la confianza. Es decir, el atleta experimenta un estado de tensión
o estado de eutrés, ya que ambos significan excitación favorable a
la acción (Goleman, 1999; González Carballido, 2001, ).
Si
por el contrario, no tiene certidumbre acerca de los resultados de
sus acciones, carece de información adecuada, sobre las
características físicas, técnicas y tácticas o ha perdido algunas
veces con él, probablemente experimentará un estado de distrés.
Por
otra parte, al hablar de ansiedad, González Carballido (2001)
se apega a la distinción realizada por Spielberger, entre rasgo y
estado, de la que a continuación se realiza una exégesis.
1.1.2. La Ansiedad en los Deportes
Existe
una amplia evidencia de que en las competencias deportivas se pueden
producir altos niveles de tensión psíquica o ansiedad en los
participantes, lo suficientemente intensas como para provocar
desorganización en su actuación y por ende resultados completamente
desfavorables. La mayoría de los deportistas han comprobado que
tienen un buen rendimiento, en los entrenamientos, y fallan
cuando están bajo la presión de la competencia. La hipótesis es
sencilla: algo pasa en su mente. La causa más frecuente es la
presencia del nerviosismo o ansiedad (González, 1996, Garcia Ucha,
2001). Por otra parte, ha quedado atrás el supuesto de que
los campeones son individuos que se destacan por la estabilidad como
rasgo de personalidad. Sonstroem (1984, en González
Carballido, 2001) plantea que “competidores de élite se
caracterizaron a sí mismos como nerviosos o angustiados en 66% de
sus competencias”. Por su lado, Dishman (1983; en González
Carballido, 2001), expresa que el estrés es inherente al deporte.
1.1.3. La
ansiedad Rasgo-Estado
Los
niveles de ansiedad (Moro Mérida, et.al., 2000) se incrementan antes
de la competencia; ello parece estar en función de la ansiedad
rasgo, repercutiendo en aspectos importantes como:
- Atención. Se enfoca al interior requerido por la preocupación y la activación.
- Capacidad de organizar y controlar la información.
- Menor concentración
En este
trabajo se hace referencia a la definición de ansiedad como rasgo y
estado según la posición asumida por Spielberger (1972; en García
Ucha, 2001). La ansiedad es considerada como un Factor o Rasgo de la
personalidad. A este tipo de ansiedad Spielberger le llama:
Ansiedad-Rasgo (A-Rasgo) que corresponde al grado de ansiedad que
presenta un individuo en la mayoría de las situaciones. Es la
disposición latente a comportarse de manera más o menos ansiosa
bajo situaciones de estrés (García Ucha, 2001). González
Carballido (2001) explica la Ansiedad-Rasgo (A-Rasgo) como la
disposición mayor o menor a percibir un estímulo como peligroso o
amenazante, y a responder a ellos con un estado de ansiedad. El
estado de ansiedad se refiere a la emoción transitoria que varía en
intensidad y fluctúa en el tiempo. Se refiere a las diferencias
individuales, relativamente estables, en la propensión a la
ansiedad, es decir, a las diferencias entre las personas en la
tendencia a responder a situaciones percibidas como amenazantes
(Spielberger y Díaz-Guerrero, 1986).
Esta
predisposición conductual es adquirida según Campbell (1963; en
Spielberger y Díaz-Guerrero, 1986) y por lo tanto involucra residuos
de la experiencia pasada que predisponen al individuo a percibir en
su mundo una amplia gama de circunstancias objetivamente no
peligrosas, como amenazadoras, respondiendo a éstas con estados de
ansiedad desproporcionados (Spielberger, 1966; en Moro Mérida,
et.al., 2000).
De
acuerdo con esto, según González Carballido
(2001), un atleta ansioso (como rasgo) está más propenso a
experimentar estados de estrés, aunque ansiedad y estrés no puedan
identificarse claramente. Según Karolczack-Biernacka (1986), el
sentido de amenaza en el deporte se forma sobre la base de los
prejuicios, expectativas infundadas y fracasos anteriores, y responde
a la forma en que el atleta tiende a reaccionar ante la realidad.
La ansiedad
también es considerada como Ansiedad-Estado (A-Estado), la cual, es
evocada por las circunstancias especiales y con carácter temporal,
que producen en el organismo humano sentimientos subjetivos de
tensión y de aprensión. Un individuo tiende a experimentar la
Ansiedad-Estado (A-estado) en circunstancias que percibe como
amenazadoras, sin la relación del verdadero peligro presente,
acompañadas por un aumento de la actividad del sistema nervioso.
Este estado puede variar en intensidad y fluctuar a través del
tiempo (García Ucha, 2001; Spielberger y Díaz-Guerrero1986).
En
el deporte de competencia, la persona con Ansiedad-Rasgo (A-Rasgo)
elevada, es generalmente más propensa a experimentar
sentimientos de Ansiedad-Estado (A-Estado) más elevado, que
la persona con un grado bajo de Ansiedad-Rasgo (A-Rasgo) (García
Ucha, 2001). Esta situación depende de cómo el individuo interpreta
las circunstancias de la competencia particular, su experiencia,
capacidad y el entrenamiento del manejo del estrés.
La
Ansiedad-Rasgo (A-Rasgo) es más general, mientras que la
Ansiedad-Estado (A-Estado), se
caracteriza por la especificidad situacional (Spielberger, 1976; en
García Ucha, 2001). En lo referente a las relaciones Rasgo-
Situación, Spielberger se inclina por un esquema interactivo
unidimensional y afirma que las diferencias individuales en la
Ansiedad-Rasgo (A-Rasgo), se
presentan con independencia de la naturaleza específica de las
situaciones estresantes.
Al
final, García Ucha (2001) destaca la complejidad del fenómeno
de la ansiedad y su carácter multidimensional, por lo que
señala que los instrumentos de evaluación utilizados son
parciales en cuanto a distinguir todos los atributos de la ansiedad.
Entre
los instrumentos más utilizados para medir la ansiedad están el
MMPI, Roschach, y el TAT, que según Scout Hickey y Baer (1988),
brindan información de banda ancha, es decir, útiles para el
diagnóstico, la identificación de síndromes y síntomas de
ansiedad. En la actualidad, un conjunto de pruebas
psicológicas permiten detectar una descripción más detallada o de
alta fidelidad acerca de las manifestaciones como de las causas de la
ansiedad. Entre ellas, está el test de Ansiedad Rasgo-Estado
de Spielberger. Este cuestionario ha dado a los investigadores la
oportunidad de determinar los niveles de Ansiedad-Rasgo (A-Rasgo) y
Ansiedad-Estado (A-Estado), convirtiéndose en un instrumento de uso
casi exclusivo para la medición de la ansiedad. En este sentido es
de señalarse que en las últimas dos décadas se publicaron más de
3000 estudios utilizándolo (García Ucha, 2001).
1.2. Relajación
Por
lo señalado en la sección sobre la ansiedad, se puede deducir la
importancia de controlar la ansiedad para conseguir el mejor
rendimiento deportivo de acuerdo con las posibilidades de cada
atleta. Es conveniente aclarar que la tensión muscular es inherente
a la mayor parte de las actividades deportivas, pues existe una
evidencia amplia de que la competencia deportiva puede producir altos
niveles de tensión psíquica o ansiedad en los participantes, como
para provocar desorganización en la actuación deportiva. Asimismo,
la ansiedad o estrés pueden ser experimentados a todas las edades y
niveles de competencia, desde aficionados, juveniles, hasta los
profesionales (González, 1992). En este sentido,
lo que hay que cuidar es mantener la tensión dentro de
los límites controlables. La ansiedad es inherente a toda
competencia; por lo tanto, nunca se puede erradicar
totalmente, y si se consiguiera, no resultaría favorable. La
ansiedad se convierte en un problema para el deportista cuando es
excesiva, pues supera el nivel óptimo de tensión o activación para
alcanzar las mejores actuaciones posibles. Saber detectar el exceso
de tensión muscular es la base para hacer los ajustes convenientes
(González, 1996).
La
relajación es una de las técnicas más utilizadas en los deportes;
se ha aplicado para reducir estados de ansiedad, y mejorar
el sueño; pero el atleta puede convertir la relajación en
una actitud para el mantenimiento de niveles óptimos de activación.
Sin embargo, para eso es necesario aprenderla y practicarla. Por lo
tanto, la relajación se convierte en una estrategia mental. A
partir de la identificación temprana del exceso en la tensión, el
deportista debe comenzar a modificar su postura corporal, tratando de
asumir una postura de un sujeto en estado óptimo de relajación,
pues de lo contrario, sufrirá alteraciones en los elementos
técnicos.
1.2.1.
Entrenamiento Autógeno
Existen
distintas técnicas para provocar la relajación. Entre ellas, la más
conocida es el entrenamiento autógeno de Schultz, que tiene la
finalidad de capacitar a la persona para la reacción de
conmutaciones físicas y psíquicas especificas, mediante la
formación de reflejos condicionados con la palabra estímulo básico
y ha tenido una amplia utilización en el deporte (González
Carballido, 2001). Es una forma de autosugestión, en la cual se
distinguen dos niveles: el nivel inicial (principiantes) y el nivel
superior (expertos). Se procura en el nivel inferior alcanzar un
estado de descontracción y relajación, para lo cual se vivencia, el
peso y el calor del cuerpo.
Sin
embargo algunos entrenadores se quejan de que el atleta pierde
rapidez, se producen inhibiciones y disminución de la velocidad.
Además es un proceso extremadamente lento de enseñanza-aprendizaje,
pues solamente en el nivel inferior se necesitan de 10 a 12 semanas,
en las cuales se debe de entrenar diariamente de dos a tres veces
(Eberspächer, 1995). Tratando de corregir estos problemas, Frester
modificó el entrenamiento autógeno, creando la terapia activa, que
incluye un programa de ejercicios, de relajación, una formula de
transición a la actividad, y la parte activadora mediante imágenes
de propósitos y la gimnasia de movimientos (Frester, 1976; en
González Carballido, 2001).
1.2.2. La Relajación
Mediante el Control de la Respiración
La
investigación muestra que cuando se inspira y se mantiene la
respiración, la tensión muscular aumenta; en cambio, la
expulsión del aire la disminuye. Otra comprobación fácil de
realizar, es que la respiración lenta hace disminuir la
cantidad de pulsaciones del corazón. Controlar la respiración es
uno de los métodos más importantes en la relajación.
Practicar
el control de la respiración es como cualquier habilidad que se
aprende mediante la práctica. En esencia la técnica consiste en
respirar profundamente llenando completamente los pulmones y
expulsando el aire lentamente (González, 1996 y Eberspächer, 1995).
.
1.2.3. La Relajación
Muscular Progresiva
Este es uno de los
procedimientos de relajación más utilizados para controlar la
ansiedad o estrés, la cual fue desarrollada por Edmundo Jacobson
(1938). La denominó relajación
progresiva, y se basa en el contraste entre la relajación y la
tensión, de modo que el atleta pueda diferenciar los diferentes
grados de tensión de los distintos grupos musculares. Empieza por un
grupo muscular, se pasa progresivamente a otro y así sucesivamente,
hasta lograr relajarlos todos. Según las investigaciones iniciadas
por el Dr. Jacobson y las realizadas en la actualidad, mediante este
procedimiento se reduce la tensión muscular, la tensión mental y la
ansiedad, de modo que no es posible tener al mismo tiempo, unos
músculos relajados y una mente tensa (González, 1996;
González Carballido, 2001).
Aprender el
uso de una técnica de relajación es importante desde dos puntos de
vista de acuerdo con Eberspächer (1995):
- Al hacerse el deportista conciente de la sobrecarga psíquica y de la relajación es como si se confrontaran dos polos. Quien está relajado, por regla general no se siente sobrecargado psíquicamente y viceversa.
- Por medio del cambio adecuado entre la contracción y relajación, pueden ejecutarse acciones en forma más eficiente.
El método de la
relajación muscular progresiva se lleva a cabo por medio de la
contracción y relajación de 16 grupos musculares (Eberspächer,
1995; González, 1992, 1996), que son los siguientes:
- Mano y antebrazo diestro (dominante).
- Brazo.
- Mano y antebrazo no dominantes.
- Brazo no dominante.
- Frente.
- Rostro y nariz.
- Rostro y maxilar.
- Cuello.
- Pecho hombros y parte superior del tronco.
- Abdominal.
- Muslo hábil (dominante).
- Pierna hábil (dominante).
- Pie hábil (dominante).
- Muslo no dominante.
- Pierna no dominante.
- Pie no dominante.
Al
terminar con todos los grupos de músculos se repite de nuevo una vez
más y se termina la sesión.
La
relajación muscular progresiva tiene su efecto sobre la percepción
del estado de la contracción muscular o del tono de contracción
muscular (Eberspächer, 1995). La tensión producida por el miedo
puede ser superada cuando se consigue vencer la contracción
muscular. La relajación muscular se considera como efecto contrario
al de la contracción muscular fisiológica, y por lo tanto una forma
de terapia para las personas que tienen síntomas de miedo o
angustia.
En
cuanto a la fundamentación de está técnica, Moro Mérida,
et. al. (2000) afirman que debido a la existencia de componentes
fisiológicos en la sobre activación, es posible aprender a regular
los niveles de tensión, reducir la tasa cardiaca, de la presión
sanguínea, de la sudoración y de la frecuencia respiratoria. Entre
los efectos psicológicos cabe destacar: el reducir la ansiedad, el
insomnio, la depresión, la fatiga y cualquier síntoma de
incomodidad interna. La técnica de relajación de Jacobson (1938; en
Moro Mérida, et. al. 2000) permite llevar a cabo esto, y aunque lo
anteriormente planteado puede llevar a alguien a tener una opinión
de que la relajación resultaría hasta cierto punto un entrenamiento
contraproducente, se puede argumentar según Moro Mérida, et. al.
(2000) que presenta una serie de conveniencias tales como:
- Mayor sensibilidad a las sensaciones
- Asociación de respuestas corporales a conductas y ejecución
- Aprender a regular los niveles de tensión muscular
- Facilitar la recuperación
- Facilitar el sueño
Para
practicar esta técnica es conveniente adoptar una postura cómoda.
Se recomienda un lugar sin distracciones, con una temperatura
agradable y luz tenue. No usar prendas de vestir que aprieten. Se
recomienda no cruzar las piernas. Se recomienda ser practicada
incluso en la casa, hasta ser dominada lo suficiente como para ser
utilizada en los entrenamientos y la competencia (González, 1996).
1.3.
Visualización
Al igual que la
ansiedad, la visualización es un término que se puede
encontrar en la psicología del deporte con diferentes denominaciones
tales como: imaginería mental, práctica mental, ensayo mental o
cognitivo, entrenamiento en imagen, ensayo visomotor, acción
imaginada, etc. En este trabajo estos términos serán tratados al
hacer referencia a la visualización como sinónimos del mismo
fenómeno psicológico, que consiste en imaginar una acción en
movimiento (González, 1996) lo cual se verá con un poco de más
detalle a continuación.
1.3.1. Antecedentes históricos
McKay,
Davis, y Fanning (1988) y Moro Mérida, et.al. (2000) señalan que la
visualización es una herramienta muy útil para conseguir un mayor
control de la mente, las emociones, y el cuerpo, y para efectuar
cambios deseados en la conducta. Emil Coué, un farmacéutico
francés, encabezó un movimiento, a
principios de 1900, con el fin de usar la sugestionabilidad para
vencer el síndrome de estrés, mejorar la recuperación de la
enfermedad y facilitar el cumplimiento de los objetivos positivos.
Creía que una persona podía persuadirse a sí misma a través de su
imaginación, para realizar cualquier cosa que fuera físicamente
posible de realizar. Es decir, si una persona piensa que fracasará,
es muy probable que fracase. Cuoé argumentaba que los pensamientos,
sean buenos o malos, se convierten en una realidad concreta. Estaba
convencido que las enfermedades físicas eran generalmente bastante
más fáciles de curar que las mentales. Los profesionales
contemporáneos han extendido el ámbito del pensamiento positivo
incluyendo también la visualización positiva. Al formar una imagen
se realiza una declaración mental clara de lo que se pretende
conseguir. Repitiendo esta imagen una y otra vez se llegará a
esperar que lo que se quiera que ocurra, ocurrirá. Debido a esta
expectativa se empieza a obrar de formas que conducen al logro del
objetivo deseado, y en efecto ayudan a producirlo.
Desde los
inicios de la psicología científica, existió la atracción por las
imágenes. En el laboratorio de Wundt , en 1879 se trataba de
explorar cómo se construían las imágenes perceptivas mediante las
sensaciones que el individuo experimentaba. Weber descubrió que se
produce afluencia de sangre a los músculos no sólo en el trabajo
real sino también en el imaginado (Valdés Casal, 1996).
El
conductismo desvió durante mucho tiempo el esfuerzo de los
psicólogos por la investigación de las imágenes. Mientras esto
sucedía en Estados Unidos, en la antigua Unión Soviética,
se dedicaban grandes esfuerzos a demostrar el papel regulador de las
imágenes mentales producto de la percepción en la conducta del
sujeto, sugiriendo que son las imágenes un aspecto importante en la
regulación biológica central.
Entre
1935 y 1937, Efimoy demostró que el trabajo imaginado produce un
aumento del metabolismo basal, el pulso y la frecuencia respiratoria,
eleva la presión arterial y hace mejorar la sensibilidad de la
visión periférica del ojo adaptado a la oscuridad. Con el
surgimiento de la psicología cognitiva en Estados Unidos, se produce
un regreso al estudio del ámbito imaginario (Valdés Casal, 1996).
Así
mismo Valdés Casal (1996) señala que en esa época lo soviéticos
Vasíliev y Belitski estudiaron las reacciones ideomotoras en
deportistas, estableciendo diferencias individuales respecto a su
efecto en los mismos. Por otra parte, Wolpe comienza a usar
imágenes en un tratamiento contra las fobias. Esencialmente es un
trabajo paulatino y sistemático con imágenes y relajación que van
descondicionando la fobia. A partir de esto Puni y sus colaboradores
comenzaron a estudiar la acción entrenadora de la representación de
los movimientos en la asimilación de los hábitos motores.
Estudiaron la precisión, la velocidad y otras cualidades de los
movimientos en el proceso de formación de diferentes hábitos. Por
otra parte, se ha venido demostrando la relación entre
imágenes y ansiedad, Martín y Jones (1952; en Valdés Casal, 1996),
encuentran que altos niveles de ansiedad son acompañados de un gran
número de imágenes de amenaza. Los autores afirman que las imágenes
tienen un papel causal en la producción de ansiedad. Actualmente los
psicólogos están utilizando cada vez en mayor medida la
visualización para influir en la esfera emocional y cognitiva.
1.3.2. Ventajas de la visualización
La
imaginación influye consciente o inconscientemente en nuestra
acción. Es un proceso básico para la elaboración de información y
facilita una captación adecuada de las exigencias situacionales.
Cuando la imaginación es adecuada con las exigencias y con la
situación, puede servir para estructurar y elaborar un plano de
acción y eventualmente mejorar la conducción de la acción
(Eberspächer, 1995)
La
visualización o imaginería es el proceso mediante el cual se pueden
crear, modificar y fortalecer circuitos esenciales para la
coordinación de los músculos del deportista, sólo entrenando la
mente. La activación mental de una acción física implica que el
sistema neuronal de todo organismo se “encienda” como si los
músculos acompañaran a la vivencia. Imaginería es entrenamiento
sin gasto de energía. Los atletas que la utilizan tienen menos
accidentes, menos dolor, menor tensión muscular, un sueño adecuado
y reparador; y cuando la técnica se automatiza, los niveles de
auto–confianza se incrementan (Delory, 2002). Entre dos atletas o
equipos que compitan, el que posea una mejor preparación
físico–mental es el que llegará al podio
(Delory, 2002). Por otra parte, las
investigaciones a través de la utilización de aparatos de
biofeedback, han confirmado que cuando un sujeto
imagina un movimiento, se produce algún tipo de actividad muscular,
principalmente en los músculos encargados de llevarlo a cabo
(Alonso, 1999; Curtis, 1992; González, 1996). La imaginación es por
tanto, el primer eslabón que inicia la acción de la
musculatura para preparar al deportista para la competencia.
La
visualización consiste en imaginar la situación, la conducta o el
estado en el que quisiéramos estar con la mayor precisión posible
de tal modo que esas vivencias mentales funcionen a modo de ensayos
repetidos en la realidad futura. Los atletas que usan esta técnica
se imaginan que emplean todas y cada una de las partes de su cuerpo
asociadas con el objetivo de su actividad. La meta es trasladarse a
un estado psíquico que posibilite el desarrollo realista de las
propias posibilidades de rendimiento. Estas posibilidades de
rendimiento son limitadas por una serie de factores condicionantes,
tanto físicos y materiales como sociales
(Eberspächer, 1995). Con el empleo de la imaginación, el
objetivo no suele ser la solución de un problema en particular que
esté afectando a la ejecución deportiva, sino enseñar a los
deportistas una táctica adicional o complementaria que pueda mejorar
su ejecución (Roales Nieto y Delgado Noguera, 1994).
La
imaginería se ha utilizado con una gran variedad de atletas y es
indiscutiblemente una de las más ampliamente utilizadas para la
investigación del uso de técnicas entre los atletas. En estos
estudios se ha demostrado que el empleo del entrenamiento en imagen
beneficia la ejecución deportiva (Martens, 1982; en Hernández Mendo
2002). González (1996) cita a saltadores tan importantes como Dwitht
Stones, Dick Fosbury, al golfista Jack Nicklaus, al corredor David
Hemery, quienes han conseguido resultados positivos al utilizar la
técnica de la visualización en su actividad deportiva. Se han
llevado a cabo estudios también con esquiadores, jugadores de
baloncesto que perseguían una mejora en sus tiros libres, con
futbolistas para lograr más eficacia en los remates a balón parado,
en nadadores para mejorar sus salidas, en voleibol para perfeccionar
el servicio, etcétera (Roales Nieto y Delgado Noguera, 1994).
Este
ensayo mental ayuda a dirigir el incremento en la calidad de la
ejecución del atleta y las formas de
enfrentamiento que requiere la situación competitiva. Se ha usado
para incrementar el nivel de fuerza y endurecimiento para una prueba
particular o para disminuir los niveles de ansiedad asociado con la
competición (Hougthon, 1991; en Jones Y Stuth, 1997). La imaginería
mental se ha usado para adquirir habilidades y se ha encontrado un
incremento en la ejecución atlética. Esto demuestra la facilidad de
aprendizaje para la adquisición de capacidades motoras (Harris y
Harris, 1984; Feliz y Landers, 1983; Murphy, 1994; en Jones y Stuth,
1997). Y patrones de movimiento (Barr y Hall, 1992). La imaginería
ha demostrado ser efectiva para el aprendizaje de habilidades que
siguen una secuencia de preparación motora (Decety y Mick, 1988) o
cuando involucra el control particular de un músculo. Diversas
investigaciones han encontrado que el ensayo cognitivo de estrategias
de imaginería fue usado frecuentemente para adquirir habilidades
motoras para el desarrollo de estrategias específicas para un juego
(Madigan, Frey, y Matlock 1992).
La
técnica de visualización es útil para aliviar la tensión
muscular, reducir o eliminar el dolor, facilitar la recuperación de
una enfermedad o lesión y aprender gestos y automatismos técnicos,
energizar el cuerpo, (Moro Mérida, et.al., 2000), desactivar un
circuito psicosomático liberando emociones o "bloqueos"
localizados como contracturas físicas; hasta el tratamiento de
órganos en particular (Figueroa, 2002,). También se ha usado para
la práctica de destrezas deportivas, la práctica de estrategias de
equipo o individuales, la adquisición de habilidades deportivas, en
el aprendizaje de nuevas estrategias o de habilidades estratégicas
en deportistas noveles (Roales Nieto y Delgado Noguera, 1994).
Por
otra parte, González (1996) señala que la visualización es
una de las técnicas más poderosas que tienen a su disposición para
mejorar sus actuaciones tanto deportistas como extradeportistas.
Existe una continuidad entre la manera de representar un movimiento y
la forma de realizarlo. Si la representación en el cerebro es
errónea o inadecuada, la ejecución de la misma, será
también errónea o inadecuada. Las relaciones entre la
representación imaginada y su ejecución, tienen fundamento
en la investigación psicológica cognitiva. La deducción teórica
surge de la premisa que se puede cambiar el comportamiento si se
cambia la forma de pensar o las cogniciones.
1.3.3. Elementos de la Visualización
Entre
las características que las imágenes necesitan cumplir para ser
efectivas según diversos autores (González, 1996; Moro Mérida.
et.al., 2000; Roales Nieto y Delgado Noguera, 1994) están
las siguientes:
La
orientación. Se debe de distinguir entre imagen interna y
externa. La imagen interna se produce desde la propia perspectiva de
realización y ha sido llamada también imagen kinestésica. La
imagen externa es cuando una persona se mira así misma desde una
perspectiva de observador, como si se viera en una pantalla. En la
actualidad se desconoce qué tipo de imagen es la más efectiva.
Aunque ambas parecen mejorar la ejecución y dependerá de la
habilidad del atleta y del tipo de tarea.
Claridad
en la percepción. Consiste en destacar la viveza y detalles de
la imagen misma.
Control.
Se refiere a la capacidad de la persona para cambiar la imagen
aumentándola o disminuyéndola o verla en movimiento. El control se
refiere a cambiar la imagen según la voluntad del deportista y
aprender a controlar la imagen de forma que sea como el atleta desea.
Imaginación dinámica. Consiste en imaginar
algún gesto técnico concreto del deporte elegido y ejecutarlo
mentalmente.
1.4. Características Psicológicas
del Alto Rendimiento
Las
ejecuciones plenas consisten en momentos casi mágicos en los que un
atleta “lo pone todo”, física y mentalmente. Competitivamente
estas ejecuciones resultan a menudo de una mejoría personal. Es el
umbral último en el que el atleta y el entrenador, trabajaron por
largo tiempo, para la consecución del éxito. Por desgracia,
resultan poco frecuentes y tal como aseveran algunos atletas sucede
de manera involuntaria. Existen muchos interrogantes sobre este
fenómeno al que muchos le llaman estar en un estado de“flujo”
(Goleman, 1995). ¿Son realmente involuntarias las ejecuciones
plenas? ¿Pueden ser entrenados los atletas para lograr ejecuciones
plenas con mayor frecuencia? o ¿pueden ser entrenados para alcanzar
al menos un nivel máximo de ejecución? ¿Existe un estado físico y
psicológico ideal asociado a las ejecuciones plenas? Si es así, ¿se
puede decir que el estado psicológico ideal es similar entre dos
atletas diferentes o entre dos deportes distintos? (Wiliams, 1991).
Para
empezar, será necesario asumir que la ejecución plena es una
consecuencia de factores físicos y psicológicos. En las
competencias, a veces no resulta extraño escuchar que el ganador
indefectiblemente se viene “abajo”, tanto como el peor de los
atletas en un día determinado. Si el aspecto psicológico resulta
tan importante para el éxito en la ejecución (González, 1996 y
Williams, 1991), quizá se dé un clima psicológico especial para el
éxito en la ejecución plena. Por otra parte, de acuerdo con los
postulados del análisis de la conducta, las características
conductuales del deportista de éxito no son producto de la
situación, sino que se trata de patrones de comportamiento que se
consolidan antes o a lo largo del proceso de preparación
(Roales-Nieto y Delgado-Noguera, 1994).
Para
identificar las características psicológicas que son la base de las
ejecuciones plenas, existen
al menos tres fuentes de ayuda. La primera, son los datos que
provienen de los informes de los propios atletas, en forma de
percepciones subjetivas experimentadas, durante los momentos más
brillantes. La segunda, son los datos de los estudios que
comparan las características psicológicas de los atletas exitosos
con otros menos afortunados. La tercera,
son los datos de los entrenadores que han preparado a los
atletas más sobresalientes y sobre lo que ellos piensan que puede
ayudar a conseguir el éxito en su deporte.
Ken Ravizza
(1977; en Williams, 1991) uno de los primeros psicólogos del
deporte, que publicó un estudio basado en experiencias subjetivas de
los deportistas durante sus “momentos más memorables”,
entrevistó a 20 hombres y mujeres de una gran variedad de niveles
competitivos, quienes relataron sus experiencias. El 80% de dichos
atletas, afirmaron haber tenido las siguientes percepciones: pérdida
de miedo, es decir, no temor al fracaso, o pensar en la ejecución,
inmersión absoluta en la actividad, foco de atención muy selectivo.
Ejecución sin esfuerzo, sentimiento de encontrarse con un control
absoluto. Percepción integrada y unificada del universo, experiencia
única, temporal e involuntaria.
Jim Loehr (1984; en
Williams, 1991) entrevistó a cientos de atletas, sobre sus
experiencias previas y durante una ejecución. Sorprendentemente
todas las respuestas eran similares; describían que era “como
si estuvieran poseídos, bajo un completo control, el tiempo parecía
alentarse, de modo que nunca se sentían apresurados, tenían una
gran concentración. La conclusión de Loehr (1984; en Williams,
1991) fue que la probabilidad de realizar una buena ejecución podría
ser incrementada, si se pudiera desencadenar y mantener la siguiente
combinación de sensaciones: Alta energía (sentimiento de reto,
inspiración, determinación, intensidad), entrenamiento y diversión,
ausencia de presión (baja ansiedad), optimismo y punto de vista
positivo, tranquilidad mental, confianza, vivencia muy focalizada y
vivencia de control.
Por otra parte
Garfield (1984; en Williams, 1991; Roales-Nieto y Delgado-Noguera,
1994), al entrevistar a cientos de atletas de élite identificó ocho
condiciones mentales y físicas que los atletas describieron, como
características de las sensaciones que experimentaban en momentos en
los cuales eran extraordinariamente buenos:
- Relajamiento Mental. Descrita como una paz interior, enlentecimiento temporal del tiempo.
- Relajamiento físico, sensación de que los músculos evolucionaban a base de movimientos fluidos y seguros.
- Optimismo, sentimientos de autoconfianza, sentirse capaces de mantener la fuerza y control, incluso en los momentos más intensos.
- Centrado en el presente. Sentimiento de armonía entre cuerpo y mente como si fueran una unidad. El cuerpo trabaja automáticamente, sin conciencia o esfuerzo mental deliberado.
- Cargado de energía. Estado de alta energía, sentimiento de diversión o éxtasis.
- Conciencia extraordinaria. Sensación de completa armonía con el medio, concientes de sus ejecuciones y de un extraño sentimiento de qué es lo que harían sus compañeros.
- Todo bajo control. Tanto el cuerpo y la mente parecían realizar en cada momento lo que era exactamente correcto.
- Encapsulamiento. Es la sensación de encontrarse dentro de un receptáculo completamente separado del ambiente externo y de cualquier distracción, capaces de evitar la pérdida de concentración.
Diferencias
Psicológicas entre deportistas con éxito y sin éxito
Algunos
investigadores cuestionaron el rigor científico de los informes
basados en entrevistas, por lo que se realizaron pruebas de papel y
lápiz para comprender las características psicológicas de los
atletas de éxito con los menos afortunados. Mahoney y Avener (1977;
en Williams, 1991) diseñaron un cuestionario objetivo para la
evaluación de diversos factores psicológicos. La mayor parte de los
reactivos se concentraban en una escala tipo Likert de 11 puntos.
Cuando compararon a varones gimnastas clasificados y no clasificados
para las olimpiadas, encontraron que los finalistas afrontaban más
adecuadamente sus errores en la competencia, eran capaces de mantener
el control y soportar la ansiedad, tenían mayor confianza y tenían
auto instrucciones más positivas.
Otros estudios que
utilizaron un diseño similar encontraron que los mejores deportistas
universitarios de tenis del Estado de Memphis, tenían mayor
confianza en sí mismos; además informaron con menos
vacilaciones, que tenían un mayor número de pensamientos sobre su
deporte durante la vida cotidiana y sus aspiraciones estaban muy por
encima de la línea de consecución del éxito (Meyers, Cooke,
Cullen, Liles, 1979; en Williams, 1991). Los clasificados del equipo
nacional Canadiense de Lucha obtuvieron puntuaciones más elevadas en
autoconfianza, eran más capaces de bloquear sus niveles de ansiedad
antes y después de la competencia y experimentaban menos
instrucciones negativas. Los buceadores que competían a un nivel
satisfactorio en el Campeonato Nacional de Canadá, como para
clasificarse en el equipo de Buceadores de Canadá Pan América,
tenían más confianza en sí mismos, un nivel de concentración más
elevado y menor cantidad de ansiedad durante la competencia (Highlen
y Bennett, 1983). Con base en estos estudios parece que existen
determinados factores comunes en cuanto a características
psicológicas de los atletas de élite. Siendo el hallazgo más
consistente el nivel de confianza de los competidores. También se
encontró que los atletas de mayor éxito mantenían niveles
inferiores de ansiedad. A veces, los niveles más elevados de
ansiedad se encontraban entre un día y una semana antes de la
competencia, pero a medida que ésta se acercaba, los deportistas de
mayor éxito reducían sus niveles de ansiedad en comparación con
los atletas menos afortunados. Estos resultados no pusieron a prueba
la relación causa-efecto, sino que son sólo diseños
correlacionales. Es decir, las diferencias podían haber sido
originadas por otras variables y circunstancias. Por ejemplo, quizás
las diferencias psicológicas no se debían tanto al resultado de la
ejecución como a las experiencias previas y el nivel de éxito
alcanzado (Heyman, 1982; en Williams, 1991).
Otra forma
de identificar las características de las ejecuciones plenas,
es preguntar a los mejores atletas y entrenadores. Orlick y Red
(1980; en Williams, 1991), encontraron que el atributo psicológico
necesario para el éxito deportivo, fue el compromiso y el
autocontrol. En este estudio encontraron que pocos atletas podían
alcanzar niveles elevados de ejecución sin poseer igualmente altos
niveles de compromiso. Aunque el elevado autocompromiso no implica
una ejecución exitosa, también se requiere cierto grado de madurez
y autocontrol.
Por todo lo anteriormente expuesto,
puede parecer que algunos atletas son capaces de perfeccionar sus
propios estados mentales por sí mismos, en tanto que otros necesitan
ser instruidos en técnicas de entrenamiento psicológicas
específicas (Williams, 1991).
1.5. Entrenamiento
Resulta
necesario un esfuerzo por dosificar el trabajo psicológico de los
deportistas de acuerdo con la naturaleza del trabajo del
entrenamiento deportivo en cada etapa. Se deben de conocer los
aspectos de la preparación psicológica a introducir en cada fase de
los entrenamientos para conseguir su integración con las
características del trabajo pedagógico. Por lo tanto,
la psicología del deporte debe estar adaptada al proceso
pedagógico de preparación del deportista (Moro Mérida, et.al.,
2000).
La palabra
entrenamiento, en el lenguaje común, se emplea con diferentes
significados. Los fisiólogos del trabajo entienden por entrenamiento
todas las cargas físicas que provocan una adaptación y
transformación funcional o morfológica del organismo y por ello un
aumento del rendimiento; y designan ejercicio al mejoramiento de la
coordinación neuromuscular. Sin embargo el concepto de entrenamiento
se utiliza en la actualidad en sentido más amplio, que incluye la
enseñanza organizada que esté dirigida al rápido aumento de la
capacidad del rendimiento físico, técnico-táctico, psicológico,
intelectual o técnico motor de las personas (Harre, 1983).
1.5.1.
Conceptos y Características del Entrenamiento Deportivo
En
el ámbito deportivo se habla de entrenamiento deportivo, que
es la preparación de los deportistas para lograr elevados y máximos
rendimientos deportivos. Matwejew (1965; en Harre, 1986) menciona que
el entrenamiento deportivo en el sentido estricto de la palabra,
incluye la preparación estratégica, técnico-táctica y moral del
deportista.
Estrategia
Deportiva. Cotidianamente nos referimos a la estrategia como un
plan para hablar cualquier problema de la vida diaria. Los tres
rasgos que normalmente se asigna a la estrategia en los ámbitos
empresarial, militar y deportivo (Riera, 1995; en Cruz Feliu, 2001)
son el objetivo principal, la planificación, y la globalidad.
- Intentar alcanzar el objetivo principal: El objetivo puede ser, la victoria, clasificar para la final, no descender o subir de categoría o conseguir una medalla. Por lo tanto, el objetivo principal no siempre es ganar o quedar en primer lugar: Puede llegar a ser clasificar aunque se pierda o se empate, quedar entre los 10 mejores lugares, perder menos de un punto, etc.
- Planificar previamente la actuación a corto, mediano y largo plazo: El entrenador planifica el ciclo de un deportista o de un equipo.
- Abordar la globalidad de los aspectos que intervienen: La planificación estratégica deportiva ha de incluir, todos los elementos relevantes que inciden en el rendimiento deportivo: La selección de los deportistas, su formación, entrenamiento, mantenimiento de su motivación, la alimentación, la salud, el estado del terreno, el público, los árbitros y jueces, la directiva, los otros competidores, etc.
Táctica deportiva.
La táctica está presente en muchas actividades humanas. Expresiones
como la táctica comercial, la táctica política, la táctica
militar, etc. Son frecuentes en especial en aquellas actividades que
implican un enfrentamiento. En este sentido la táctica suele tener
un significado claramente diferenciado del de estrategia. Las
palabras claves son: Objetivo parcial, combate, oponente.
- El objetivo parcial. El objetivo puede ser driblear al contrario, marcar un gol o conseguir un punto, evitar que el equipo contrario enceste o marque un gol, conseguir la pelota o una posición, son objetivos inmediatos, pero entroncados y supeditados al objetivo principal y estratégico. Por ello, driblar o marcar un gol, no sirve de nada si se pierde el partido. En la táctica el objetivo es parcial pero dentro de una estrategia global.
- Combate: La lucha, el cuerpo a cuerpo, es en sí, la esencia de la táctica. En la táctica la improvisación supera a la planificación. Las decisiones deben de ser inmediatas, dependiendo de la situación e intenciones constantemente cambiantes del oponente y de los propios compañeros, si se da el caso. Se ha de prever, anticipar la actuación del oponente, que en todo momento, intentara engañarnos y no mostrar sus verdaderas intenciones.
- Oponente: Hay que estar muy atento a los factores vinculados a la actuación del contrario, pues el éxito en la táctica viene en buena parte determinadas por la actuación de nuestro oponente.
Técnica deportiva.
Las palabras claves que nos permiten acotar el concepto son:
Ejecución. El
deportista ha de aprender a coordinar secuencias de movimientos en
relación a las características del entorno deportivo.
Interacción con la dimensión
física del entorno. Está en relación con el instrumento
específico de cada deporte, así como de las dimensiones físicas
del entorno y de los oponentes.
Eficacia. Se
debe de desarrollar una interacción eficaz del deportista con el
medio y sus objetos. Cualquier acción estratégica o táctica
conducirá a una ejecución técnica, la cual deberá de ser
finalmente eficaz.
1.5.2. Periodos de
Entrenamiento
Periodo
preparatorio.
Un ciclo de
periodos se extiende desde seis meses hasta un año de entrenamiento
completo en la mayoría de los deportes. La duración de cada uno de
los periodos fluctúa. La duración del periodo preparatorio depende
del volumen de la carga que se necesita para estructurar las nuevas
bases. El periodo preparatorio tiene que ser más largo que el
competitivo. En el caso de deportistas principiantes debe de ser
aproximadamente de un tercio del tiempo total del ciclo. Algunos
deportes organizan una periodización doble al año de
entrenamiento, para lograr un mayor rendimiento en deportes de fuerza
y fuerza rápida. El periodo preparatorio se divide en general y
específico (Harre, 1983).
La Preparación
General. En esta fase se trabaja la condición física y se
desarrolla un importante trabajo de fuerza. Ejemplos de estas
actividades son, el correr, subir escaleras, arrastre de
trineos, ejercicio con pesas. En la mayoría de los casos los
entrenamientos requieren la repetición de ejercicios básicos. Los
requisitos psicológicos necesarios para superar esta etapa de
entrenamiento son: La motivación, la resistencia a la fatiga o dolor
y la autoconfianza. En esta etapa es importante establecer objetivos
diarios en el entrenamiento, para que el deportista tenga las metas
específicas de la sesión (Cruz Feliu, 2001, Valdés Casal, 1996).
Esta etapa a nivel psicológico está dirigida a la solución de
tareas de perfeccionamiento de las cualidades de la personalidad del
deportista y a la formación en él de la disposición psíquica para
una participación efectiva en las competencias (Harre, 1983).
La Preparación
Específica. En este periodo se pone especial énfasis en los
aspectos técnicos y tácticos del deporte, disminuyendo la carga de
trabajo de fuerza y de condición física. Los requisitos
psicológicos son: Buenas percepciones kinestésicas, autoconfianza y
autocontrol emocional.
En esta fase, el
objetivo de la preparación psicológica es el de conseguir una
imagen multisensorial lo más clara posible de una buena ejecución y
de los sentimientos de confianza en la capacidad de uno mismo para
realizarlo (Cruz Feliu, 2001, Valdés Casal, 1996).
Periodo
competitivo
Para el
periodo competitivo generalmente se calcula un tiempo de seis a diez
semanas, desde el comienzo del periodo competitivo hasta las
competencias de clasificación (Harre, 1983). Se divide en etapa
precompetitiva y competitiva.
La etapa
precompetitiva. Esta es la fase de las primeras
competencias o pruebas locales. Desde el punto de vista psicológico
el objetivo es conseguir disminuir la ansiedad precompetitiva y
enfocar la atención en lo que es útil y favorecer la respuesta
automática (Cruz Feliu, 2001)
La etapa
competitiva. Si la preparación psicológica se ha llevado
a cabo de manera sistemática, si se ha entrenado, al llegar a las
competencias importantes, no habría que hacer nada, simplemente
dejar al deportista que utilice las técnicas que posee. El control
no va a residir en el psicólogo o en el entrenador sino, en la
figura central: El deportista (Cruz Feliu, 2001).
Conjuntamente con el ciclo de
periodos, se deben de organizar microciclos que abarquen de varios
días, hasta una semana, que es lo más adecuado; y mesociclos que se
extiendan por varias semanas, normalmente un mes. Un macrociclo es un
conjunto de mesociclos que puede corresponder a una temporada entera.
En el periodo preparatorio, los mesociclos abarcan de cuatro a seis
semanas; en el periodo competitivo son generalmente más cortos (de
dos a cuatro semanas). Estos ciclos contribuyen a una mejor
dirección en el desarrollo del rendimiento (Harre, 1983) (Ver figura
2).
Periodo
preparatorio
|
Periodo
competitivo
|
||||||||||||||||||||||
Preparación
General
|
Preparación
Especifica
|
Precompetitivo
|
Competitivo
|
||||||||||||||||||||
Microciclo
Mesociclo
Macrociclo
Figura 2.
Ejemplo de un macrociclo
1.6.
La Inteligencia en el Deporte
Descubrir que fue lo que hizo el deportista campeón de
élite, es una tarea interesante, pero muchas veces resulta que la
forma de utilizar su inteligencia en la ejecución de su deporte, le
permitió alcanzar el éxito. El uso de la inteligencia es
fundamental en el deporte como en cualquier actividad humana
(González, 1996). Por otra parte no existe uno sólo, sino varios
tipos de inteligencia. El cociente de inteligencia ya se ha hecho
sinónimo del nivel de inteligencia, pero de acuerdo a los expertos
psicólogos, estos tests sólo miden la aptitud para el razonamiento
lógico y otras tareas de aprendizaje. La inteligencia tiene un
significado más amplio. La inteligencia no se limita a las
calificaciones académicas (Gardner, 2001).
Por ejemplo, un
niño nacido en una gran ciudad, con el mejor expediente académico,
puede estar poco dotado para adaptarse a las condiciones de
competencia agresiva de la vida. Los tests objetivos tradicionales no
miden la capacidad creativa de los individuos. Al igual que existen
genios en música, matemáticas, teatro, invención e investigación,
también existen genios en el deporte. Por ello, la psicología
científica ha tenido que elaborar pruebas especiales para la
inteligencia creativa en diversos campos, por ejemplo, en el deporte,
música, y otros ámbitos donde es primordial la capacidad creativa.
No existe un genio que no haya
demostrado una inteligencia excepcional en su materia. Lo mismo puede
decirse de cualquier deportista que haya destacado sobre los demás.
Poner un balón en las manos de Einstein o darle una fórmula
matemática a Maradona, no plantea una situación equiparable, pues
se trata de distintos tipos de inteligencia y no son, por tanto,
comparables.
La experiencia ha mostrado que el
rendimiento académico no se corresponde exactamente con la
inteligencia deportiva. Los deportistas de éxito, pueden tener en
ocasiones menor inteligencia académica y gran inteligencia deportiva
o ser igualmente dotados en ambas. El ser geniales en inteligencia
deportiva no siempre corresponde con el mismo nivel en los estudios y
viceversa. Son dos aspectos independientes.
Cualquier entrenador
con experiencia conoce que no existe relación entre la inteligencia
académica y la deportiva, entre aquellos a los que les va bien en
sus estudios y a los que no les va bien. Algunos deportistas con
calificaciones altas en los estudios tienen dificultades para
trasladar las descripciones verbales y convertirlas en movimientos.
Otros cuyos conocimientos académicos son escasos pueden tener un
esquema mental de lo que deben de convertir en movimiento con sólo
una descripción somera de su entrenador. Por lo general,
estos suelen ser lo mejores deportistas. Existen deportistas que son
igualmente brillantes en los estudios y en los deportes, aunque ambas
aptitudes pueden no encontrarse juntas, como sucede en muchos casos.
Existen
deportistas a los que les basta contemplar el intento de otro atleta
o unas cuantas palabras del entrenador, para ejecutar cualquier
acción nueva. Esto no significa que esto se convierta en algo
consolidado, pero el resultado es casi una imitación perfecta. Si
nos fijamos en los grandes deportistas de cualquier modalidad,
veremos que son verdaderos superdotados en inteligencia motriz. No
importa que tengan dificultades académicas o para hablar en público,
pues estamos hablando de otro tipo de inteligencia. Las diferencias
que muestran los genios del deporte, en comparación con los menos
dotados, pueden ser tanto físicas como de inteligencia. Ahora bien,
en igualdad de circunstancias físicas, el deportista inteligente
tendrá ventaja (González, 1997).
Después
de haber abordado diferentes temas sobre la psicología y el deporte,
así como la implicación de ambas; a continuación se presentan
aspectos importantes y particulares del deporte de canotaje, el cual,
han practicado, en por lo menos dos años los participantes de la
muestra de esta investigación.
1.7. Historia del Canotaje
El deporte del canotaje tiene su origen hace miles de
años como un medio de transporte y caza, en donde la primera
evidencia arqueológica fue encontrada en una tumba de un rey sumerio
en la ciudad Ur en la afluencia del río Éufrates, en una pequeña
canoa de plata con su pala. Se estima que tiene 6000 años de
antigüedad, y fue creada para que a la muerte del rey cruzara el río
hacia el submundo (Rovalo Sandoval, 1999).
En
Norteamérica han sido encontradas canoas de la misma antigüedad;
por otro lado, el kayak llega a nosotros por los esquimales,
quienes lo utilizaban para la pesca. Miembros de la primera
expedición polar introdujeron el kayak a Europa al mismo tiempo que
la canoa, que atrajo a un pequeño grupo de palistas. Las primeras
competencias organizadas se llevaron a cabo a mediados del siglo XIX
en Canadá. En Europa empezaron alrededor del año 1860 cuando un
abogado Escocés de nombre John MacGregor popularizó este deporte
fundando el Royal Canoeing Club en 1865.
Este
deporte se desarrolló rápidamente en Europa teniendo un gran auge
en Alemania en donde desde 1876 se organizaban las primeras regatas y
a partir de 1892 se otorgaba el titulo nacional Kayak Singles Duoble
Paddle . Si bien este deporte no alcanzó a ser incluido en el
programa para la primera olimpiada en 1896 no fue sino hasta 1924, en
la olimpiada de Paris, Francia, que se presentó como deporte de
exhibición (Rovalo Sandoval, 1999).
En
1932 Dr. Max Eckert , como presidente de la Federación Alemana de
Canotaje formalizó la Federación Internacional de Canotaje logrando
introducir oficialmente este deporte a los Juegos Olímpicos de
Berlín en 1936 .
En
México en la Península de Yucatán, dentro de las ruinas de Chichén
Itzá, se encontró una representación de canoas que son remadas por
unos sacerdotes y se ha determinado que cuenta con una antigüedad de
1200 años. En el valle de México encontramos que la canoa fue una
embarcación que tuvo una gran importancia en el desarrollo de la
cultura mexica , ya que ésta fue fundada dentro del gran lago de
Texcoco, que se extendía hasta Xochimilco.
En México,
el canotaje se practicaba de forma recreativa desde el siglo XIX
principalmente en Xochimilco. Se tiene conocimiento de que en el
puerto de Veracruz, también existían algunos grupos de amigos que
se reunían para remar. En aquel tiempo no se conocía el kayak. En
1965 es cuando se constituye la Federación Mexicana de Canotaje,
debido a que México organizaría en 1968 los juegos olímpicos. El
presidente de la República Gustavo Díaz Ordaz instruye para que
México tuviera una representación en todos los deportes del
programa olímpico, incluyendo el Canotaje en sus dos disciplinas: El
kayak y canoa (Rovalo Sandoval, 1999).
Para
los juegos olímpicos de México, se construye por primera vez en el
mundo, la primera pista de Canotaje artificial, es decir, se realizó
la obra en su totalidad sin modificar algún río o lago. En 1965 se
nombra al ingeniero Pablo Estock como presidente de la Federación
Mexicana de Canotaje y se dio la tarea conjuntamente con el Comité
Olímpico Mexicano de contratar a dos entrenadores extranjeros y así
conformar el equipo que representaría al país en las
olimpiadas en la Ciudad de México. Tanto los equipos de canoa
y kayak, entrenaron durante tres años con gran entusiasmo,
compitiendo por primera ocasión como equipo olímpico en 1965,
en la primera semana internacional de canotaje,
compitiendo en esta regata los mejores equipos del momento: Hungría,
y Rumania. En los juegos olímpicos de 1968, la canoa doble Mexicana
a mil metros integrada por Juan Martínez y Félix Altamirano,
lograría el magnifico resultado de ubicarse en la final en cuarto
lugar olímpico. Después, de 1969 a 1976 el equipo mexicano
de canotaje asistió a dos juegos olímpicos y cinco campeonatos
mundiales, destacando que en 1974 se celebró el XVI Campeonato
Mundial de Canotaje, en la pista: Virgilio Uribe, ubicada en
Xochimilco. La selección Nacional de Canotaje, obtuvo su mejor
resultado en la figura de Roberto Altamirano en la canoa individual a
10,000 metros, quien ocupó el cuarto lugar. A partir de ese año la
Federación Mexicana de Canotaje, hizo intentos de superar el nivel
competitivo internacional del seleccionado nacional, pero no fue
posible ya que se carecía de la estructura técnica, metodológica y
médica profesional, que llevó prácticamente a desaparecer el
canotaje competitivo de México a nivel nacional e internacional.
En
1993, se aprueba la contratación de dos entrenadores rumanos por la
Comisión Nacional del Deporte y el comité Olímpico Mexicano, para
iniciar un programa de entrenamiento que daría resultados a mediano
y largo plazo. En 1994 se celebró en la Ciudad de México, el
Campeonato Mundial de Canotaje, en donde la selección nacional
destacó con el quinto lugar mundial en la canoa doble a mil metros y
la primera medalla mundial para nuestro país que ganaba la canoa
cuádruple a mil metros al ocupar el tercer lugar (Rovalo Sandoval,
1999).
1.7.1. Descripción del Canotaje de Velocidad
El deporte
de canotaje se practica en dos embarcaciones básicas que son el
kayak y la canoa y su finalidad es recorrer una distancia
predeterminada en línea recta sin obstáculos, en el menor tiempo
que sea posible.
Para celebrar estas
competencias se requiere de una pista que se conforme hasta con nueve
carriles en donde se alinearán las embarcaciones en la salida, de
tal manera que la punta o proas de los botes no rebasen la línea de
salida. La instrucción de salida debe de ser mediante la voz de un
juez con las siguientes instrucciones: Atention, please; seguida de
la palabra Go y/o un disparo u otra instrucción de arranque. La
llegada se considerará según el orden en que los competidores
crucen la línea de meta.
La nomenclatura
oficial aplicada en e canotaje indica que el Kayak y la Canoa se
identifican con las letras K y C, respectivamente, en tanto que el
número de tripulantes para la embarcación pueden ser 1, 2, o 4. El
sexo de los competidores se indica internacionalmente mediante las
letras W (woman) para las damas y M (men) para los varones (Rovalo
Sandoval, 1999).
Con
respecto a las distancias éstas serán indicadas con los números en
metros. Ejemplo de pruebas olímpicas:
K-1M 500 metros.
K-2M 500 metros.
K-1M 1000 metros.
K-2M 1000 metros.
K-4M 1000 metros.
K-1W 500 metros.
K-2W 500 metros.
K-4W 500 metros.
C-1M 500 metros.
C-2M 500 metros.
C-1M 1000 metros.
C-2M 1000 metros.
Existen dos tipos de
categorías: por edades y por experiencia.
1.7.2. Espacios
de entrenamiento.
Cualquier espacio de agua, como por ejemplo ríos,
esteros, presas, etc., pueden funcionar como pistas de competencia
sugiriéndo que cumplan con los requisitos básicos siguientes
(Rovalo Sandoval, 1999):
- Una longitud mínima de 1200 metros.
- Un ancho mínimo de 90 metros.
- Una profundidad mínima de 1.80 metros.
- Disponibilidad de una casa de botes. Máxima protección posible del viento.
- Cercanía con un poblado.
En
este apartado se presentarán las definiciones conceptuales y
operacionales de las variables de este estudio, las hipótesis
correspondientes y demás datos pertinentes de los participantes, así
como de los instrumentos empleados y el diseño elegido, con su
procedimiento.
- Variables
Variables
independientes.
Definición conceptual:
Relajación progresiva: Técnica que consiste en una serie de ejercicios que buscan contraer un grupo de músculos, sosteniendo la contracción durante varios segundos antes de relajarse (Jacobson, 1930; en Roffé, 1999).
Visualización:
Implica que el atleta sea capaz de formar imágenes mentales que le
generen bienestar y sensación de relajación (Moro Mérida et.al.,
2000).
Definición operacional:
Relajación
progresiva: Taller previamente diseñado, considerando los
fundamentos teóricos y prácticos para el entrenamiento de esta
técnica.
Visualización:
Taller previamente diseñado, considerando los fundamentos teóricos
y prácticos para el entrenamiento de esta técnica.
Variables dependientes.
Definición Conceptual:
Ansiedad: es un
estado emocional o condición caracterizada por el sentimiento
subjetivo de tensión, aprehensión y miedo por la activación del
sistema nervioso autónomo (Spielberger y Díaz-Guerrero, 1986).
Definición operacional:
Ansiedad:
las respuestas
proporcionadas por los participantes al Inventario de Ansiedad
Rasgo-Estado (IDARE).
- Hipótesis
H01: El
entrenamiento en relajación progresiva no tiene ningún efecto sobre
los niveles de ansiedad en el deportista antes y después de la
competencia.
H11: El
entrenamiento en relajación progresiva disminuye los niveles de
ansiedad en el deportista antes y después de la competencia.
H02: El entrenamiento en
visualización no tiene ningún efecto sobre los niveles de ansiedad
en el deportista antes y después de la competencia.
H12: El
entrenamiento en visualización disminuye los niveles de ansiedad en
el deportista antes y después de la competencia.
H03: El
entrenamiento en la relajación progresiva y visualización no tienen
ningún efecto sobre los niveles de ansiedad en los deportistas antes
y durante la competencia.
H13: El
entrenamiento en la relajación progresiva y visualización
disminuyen los niveles de ansiedad en los deportistas antes y durante
la competencia.
2.3.
Participantes
Inicialmente
se trabajó con un grupo de 18 atletas de alto rendimiento, cuyas
edades oscilaron entre los 14 y 16 años. Entre ellos 4 eran mujeres
y 14 hombres; todos pertenecientes al Club de canotaje de la ciudad
de Progreso, Yucatán, y representantes del Estado en este deporte.
Sin embargo, solamente 6 deportistas tuvieron una participación al
100% en el programa de intervención, siendo éstos los que se
eligieron definitivamente para la muestra, debido que fueron los
únicos que participaron de manera constante y voluntaria. El resto
de los participantes abandonaron su participación por diferentes
motivos. En este estudio la muestra fue no
probabilística intencional, debido a cuestiones prácticas tales
como la accesibilidad a los sujetos.
2.4. Instrumentos
y/o materiales
Para medir
la ansiedad, se utilizó el inventario de Ansiedad Rasgo-Estado
(IDARE) (Spielberger y Díaz Guerrero, 1980), constituido por 2
escalas separadas de autoevaluación (la ansiedad Rasgo y la ansiedad
Estado). La escala Ansiedad-Rasgo consiste en veinte afirmaciones en
las que se pide a los sujetos describir cómo se sienten
generalmente. La escala Ansiedad-Estado, también consiste en veinte
afirmaciones, pero los sujetos deben indicar como se sienten en un
momento dado. Los datos de confiabilidad de esta escala fueron
obtenidos de una muestra normativa de estudiantes universitarios no
graduados. Los estudiantes que recibieron el retest después de una
hora, fueron expuestos sucesivamente durante el intervalo entre una y
otra aplicación, a las siguientes condiciones experimentales: Un
periodo breve de entrenamiento en relajación, una prueba difícil
para medir la capacidad intelectual, y una película en la que se
presentaron accidentes graves o muertes. Las correlaciones de test
retest para la escala A-Rasgo, fueron bastante altas variando de 0.73
a 0.86. Las correlaciones para la escala A-Estado, fueron
relativamente bajas, variando de 0.16 a 0.54. Las correlaciones bajas
para la escala A-Estado fueron anticipadas desde luego, ya que una
medida válida de A-Estado deberá reflejar la influencia de factores
situacionales únicos que se presenten en el momento del examen. Los
coeficientes alfa para las escalas del IDARE, utilizando las muestras
normativas variaron de 0.83 a 0.92 para A-Estado y para A-Rasgo
resultaron igualmente altos. Así pues, la
consistencia interna de las dos escalas del IDARE es bastante
buena (Spielberger y Díaz Guerrero, 1980).
La
evidencia acerca de la validez concurrente del IDARE se demuestra a
través de la correlación con la Escala de Ansiedad IPAT (Cattell
and Scheier, 1963), la escala de Ansiedad Manifiesta (TMAS) de Tylor
(1963) y la lista de Adjetivos Afectivos de Zuckerman (1960). Siendo
las correlaciones entre el IDARE, el IPAT y el TMAS, moderadamente
altas, con valores de 0.75 y 0.80 respectivamente (Spielberger y Díaz
Guerrero, 1980).
Los
reactivos de la Ansiedad-Rasgo en el IDARE se seleccionaron en
función de la correlación con las puntuaciones totales de las
escalas antes mencionadas y de otras escalas de ansiedad, reflejando
cómo se sienten generalmente los sujetos y la frecuencia en que
experimentan los síntomas de ansiedad. La escala de Ansiedad-Estado
considera también la validez de constructo y la consistencia
interna. Por otra parte esta es una prueba de fácil y rápida
administración para medir la ansiedad (García Ucha, 2001).
Se
aplicó la prueba de matrices progresivas de “Raven” para conocer
la capacidad intelectual de los deportistas. Este test de habilidad
mental general es un instrumento destinado a medir la capacidad
intelectual, para comparar formas y razonar por analogías, con
independencia de los conocimientos adquiridos. Intenta medir dos
componentes: la capacidad educativa, la cual supone una aptitud para
dar sentido a lo confuso; y la aptitud reproductiva, que entraña la
familiaridad con el acervo de la información explícita, en gran
medida verbal, de una cultura. Respecto a los datos de validez de
este instrumento, se han efectuado diversos análisis para establecer
la composición factorial. Es realmente importante el realizado por
Vermon, sobre los resultados en el ejercito británico. Halló que su
saturación en el factor “g” es de 0.79, y su saturación en el
factor especifico espacial, de 0.15; en general los expertos
coinciden en la opinión de que las Matrices Progresivas constituyen
un instrumento de trabajo altamente satisfactorio (Raven, Court y
Raven, 1996).
Como
en este caso se utilizó la relajación sin el uso de aparatos de
biofeedback, se utilizó “la hoja de recolección de datos de
relajación para adultos y niños mayores” (Cautela y Groden,
1988), con el objetivo de determinar el
grado de dominio general de la técnica de relajación progresiva.
Este instrumento consta de 16 reactivos, cada reactivo corresponde a
una parte del cuerpo y tiene como objetivo ayudar a identificar los
músculos que están tensos y los que se encuentran relajados.
Se
utilizó el Cuestionario de Información General, utilizado por el
departamento de Psicología del Instituto del Deporte de Yucatán,
para obtener información básica y personalizada del deportista.
El taller
de Relajación progresiva se realizó con base en el número de
sesiones realizadas en estudios previos de relajación. Por ejemplo,
en el estudio de Campos Coy y Jurado Cárdenas (2002) emplearon ocho
sesiones para enseñar relajación a pacientes con diagnóstico de
trastorno de pánico. Osorio Guzmán, Carmona Romero, y Estrada
Damián (2002) realizaron un programa de relajación de cinco
sesiones de a una hora, con niños de 5 a 16 años de edad,
para disminuir el dolor ocasionado por la leucemia. Por otra parte,
González (1996) considera que empleando un tiempo de 30 minutos
aproximadamente, con tres o cuatro sesiones de práctica se consigue
relajarse en cinco o diez minutos. Eberspächer (1995) según su
experiencia, sugiere el uso de tres a seis sesiones de 15 minutos
cada una, para que los deportistas y entrenadores sientan la eficacia
del método de relajación progresiva. En este trabajo se realizaron
siete sesiones, cada una de 45 minutos, siendo un total de 5 horas y
25 minutos. El taller de relajación progresiva tuvo como objetivo
enseñar a los deportistas a relajarse en situaciones de ansiedad
competitiva de su deporte o especialidad especifica.
El programa de
visualización se basó en lo propuesto
por Moro Mérida et.al. (2001); Roales-Nieto, Delgado-Noguera (1994)
y Williams (1991), quienes coinciden en que se debe de enseñar la
técnica en tres etapas: en la primera se pretende desarrollar la
adquisición de la viveza de las imágenes. La segunda se propone
entrenar el control de las imágenes a voluntad de los deportistas,
desarrollando igualmente la sensibilidad de los sentidos y la tercera
busca ejercitar la autopercepción o imagen dinámica de una
situación. La extensión del taller fue igualmente de siete
sesiones, cada una de 45 minutos, con un total de 5 horas y 25
minutos. El objetivo principal de este taller fue, el entrenamiento
en la técnica básica de la visualización, para el control de la
ansiedad competitiva de los deportistas.
2.5. Tipo
de estudio y diseño
El presente
trabajo se fundamenta en el enfoque cognitivo-conductual, el cual se
basa en la premisa de que es posible cambiar el comportamiento a
través de la aplicación sistemática de principios de aprendizaje
científicamente inferidos y que también es posible contribuir en la
mejora de los procesos de pensamiento, que muchas veces en los
deportistas es el menos idóneo, lo cual genera actitudes negativas
ante la competencia. Estas habilidades según González (1992; 1996,
1997), pueden ser aprendidas, desarrolladas y perfeccionadas de modo
parecido a como ocurre con las destrezas fisiológicas. Este enfoque
ha demostrado ser efectivo en el manejo de la ansiedad y el manejo de
la autoimagen. (Bernstein y Nietzel, 1987; Smith, 1992). Otro de los
conceptos en los cuales se basa este trabajo con respecto a este
enfoque, es el de condicionamiento clásico directo (Bernstein y
Nietzel, 1987), el cual señala que un estímulo temido o que provoca
ansiedad se puede asociar con alguna actividad placentera o
relajante y de esta forma reducir las reacciones de ansiedad que se
presentan antes y durante la competencia.
El
diseño que se utilizó fue el cuasiexperimental con
preprueba-postprueba (Kerlinger, 1988; Hernández-Sampieri,
Fernández-Collado, Baptista-Lucio, 1998). De esta manera se
pretendía verificar el efecto del entrenamiento en relajación
progresiva y visualización sobre los niveles de ansiedad en
deportistas de alto rendimiento deportivo. Debido a las
características de la muestra, se realizó un
estudio de N pequeña, acompañado de un análisis intrasujeto de
tipo cualitativo. Este tipo de diseños es muy comúnmente utilizado
en la psicología del deporte como lo señala González (1997) y Cruz
Feliu (2001), y añaden que el procedimiento de investigación
preferido es el de intergrupos; pero
en el caso del deporte, los diseños que se habrán de utilizar, en
la mayoría de las ocasiones, serán los denominados de caso único.
Cada deportista, al igual que cada persona, es único, y su atención
debe ser, por esto mismo, personalizada.
El
individuo concreto, con su problemática específica, no puede
esperar indefinidamente a que el investigador consiga reunir un
grupo con idénticas características, para dividirlos y asignarlos a
un grupo experimental y otro de control, con el fin de
verificar un tratamiento, porque se vulneraría la ética
profesional y el derecho del individuo a ser tratado lo antes
posible.
Por
ello, ante las dificultades prácticas y metodológicas que plantean
los diseños de comparación de grupos en el campo de la psicología
aplicada, una de cuyas áreas es el deporte, alrededor de 1950, se
produce un retorno al individuo, mediante el estudio de casos que, a
través de diversos intentos, desemboca en un análisis experimental
por medio del enfoque de caso único. En un área de la psicología
aplicada como el deporte, cuando se trata de optimizar el
rendimiento, se trabajará en la mayoría de los casos, con personas
concretas. Las diferencias individuales en los deportistas, producen
necesidades particulares de entrenamiento psicológico, y los diseños
de caso único resultan más adecuados que los de grupo, para aplicar
y evaluar la eficacia del entrenamiento. Una buena estrategia
metodológica a considerar en la evaluación de la conducta deportiva
es un empleo más generalizado de los diseños de caso único, tal
como se observa en los últimos estudios publicados que recomiendan
su uso (Zaichkowsky, 1980; Bryan, 1987; en Cruz Feliu, 2001; Jones
y Stuth, 1997).
2.6. Procedimiento
Este
trabajo se realizó en la ciudad de Progreso, ubicado a 36 km de
Mérida, capital del Estado de Yucatán. A la entrada de la ciudad de
progreso se encuentra la Pista Internacional de Remo y Canotaje, en
donde entrenan los deportistas de alto rendimiento de este deporte.
La cual cuenta con sala de prensa, área de administración, y
angares para resguardar las embarcaciones.
A
continuación se muestran las fases del diseño, que fueron la base
para realizar este trabajo. Detallando cada una de las fases de
acuerdo a la actividad realizada en cada una de ellas.
F. experimento
E. de macrociclo
|
Fase 1 |
Fase 2 |
Fase 3 |
Fase 4 |
Fase 5 |
||
Adaptación |
Etapa competencia |
P. General |
Test |
P. Específica |
Etapa competencia |
final |
|
observacion |
Pretest |
Relajación
|
Intermedio |
Visualización |
Postest |
Análisis |
|
Participante 1 |
X |
X |
X |
X |
X |
X |
X |
Participante 2 |
X |
X |
X |
X |
X |
X |
X |
Participante n |
X |
X |
X |
X |
X |
X |
X |
Figura 3. Diseño
cuasi-experimental
Fase 1: familiarización de ambas partes al trabajo que
se iniciaría.
Fase 2: A los deportistas se les midió la ansiedad a
través del inventario de Ansiedad- Rasgo antes de iniciar el
programa de intervención durante la etapa de competencia. La
aplicación del inventario se realizó antes de una competencia de
modelaje.
Fase 3: Se dio inicio al programa de intervención, el
cual se llevó acabo durante la etapa de preparación
específica, en la cual se le enseñó al atleta la técnica de
relajación progresiva, al terminar este taller, se midió de nuevo
la ansiedad de los atletas y se comenzó la enseñanza de la técnica
de la visualización. Cada sesión tardó aproximadamente 45 minutos
(Wiliams, 1991).
Fase 4: Al término del programa durante la etapa de
competencia del macrociclo se volvió a aplicar el inventario de
Ansiedad Rasgo. Para medir los niveles de ansiedad en el deportista.
Fase 5: Fin del programa y análisis de
los resultados obtenidos.
En
la primera semana correspondiente a la fase uno, se realizó la
presentación con los deportistas y el entrenador, explicando
brevemente la función dentro del equipo. Las dos semanas siguientes
correspondientes al periodo de la preparación física general del
entrenamiento deportivo, se realizó simplemente un trabajo de
observación de los deportistas con el fin de lograr una adaptación
por parte del psicólogo al equipo y del equipo a la presencia del
psicólogo. Asimismo, se exploró sobre las particularidades del
deporte. En la cuarta semana se inició la aplicación de pruebas
psicológicas, entre ellas el “cuestionario de Información
General”, en el cual se recabaron datos demográficos y generales
de los deportistas acerca de aspectos psicológicos. En este
cuestionario se incluía una sección en la que se pedía que cada
participante describiera su problema actual, y
en el que pensara que la psicología del deporte podía
ayudarle. Los que describieron como su principal problema la ansiedad
o nerviosismo antes de una competencia fueron considerados para
formar parte de la muestra de este trabajo.
La
fase dos inicia en la quinta semana de trabajo, exactamente tres días
antes que participaran en una competencia local, la cual se realiza
periódicamente para conocer el desempeño de los atletas, se aplicó
el IDARE a los participantes, con el fin de conocer sus niveles de
ansiedad antes de la intervención.
En la sexta semana se
aplicó la prueba de matrices progresivas “Raven” para conocer la
capacidad de intelectual de los deportistas. Las pruebas mencionadas
se aplicaron de manera individual.
En
las siguientes tres semanas restantes a la etapa de preparación
general, se aplicaron diversas pruebas como parte del control
psicológico en el que deben de participar los atletas al inicio de
cada macrociclo de entrenamiento; cabe señalar que las pruebas
mencionadas en este apartado no son todas las que se aplicaron,
solamente se mencionan las concernientes a este estudio, que sirven
para el control de variables psicológicas propias de esta
investigación. Cada semana se aplicó una prueba distinta, en la
hora asignada a la preparación psicológica. Las semanas en las que
se llevó a cabo esta aplicación correspondían al periodo de
preparación general, este periodo concluyó, la última semana
diciembre de 2002.
La
fase tres de este estudio coincide en su inicio con la etapa de
preparación específica (preparación técnico-táctica en este
deporte) en la primera semana de enero de 2003. En esta semana se
inició la intervención mediante siete sesiones sobre la enseñanza
de la técnica de relajación. Las sesiones de relajación se
llevaron a cabo en la sala de usos múltiples de las instalaciones de
la Pista Internacional de Remo y Canotaje de Progreso, Yucatán.
Al
finalizar las sesiones de relajación y con el fin de determinar si
los deportistas habían dominado la técnica de la relajación se les
aplicó el “Formulario de recolección de datos para la relajación
en adultos y niños mayores”. Y de nuevo se les aplicó por segunda
vez el inventario de ansiedad Rasgo-Estado (IDARE), esta aplicación
se realizó después de una competencia de prueba.
De
acuerdo con los resultados del “Formulario de recolección de datos
para la relajación en adultos y niños mayores” los deportistas
que formaban parte de la muestra habían logrado el 80% del dominio
de la técnica, por lo tanto se procedió a iniciar el “programa de
visualización”, que consistió en siete sesiones de enseñanza de
la técnica de visualización.
Al
finalizar la intervención o fase experimental, se dio inicio la
fase cuatro del estudio, por lo que se aplicó por tercera vez el
inventario de Ansiedad Rasgo-Estado, coincidiendo que se realizara
dicha aplicación justamente al terminar una competencia de prueba.
Esto se realizó dos semanas antes de la competencia fundamental, que
era la olimpiada nacional, con lo cual finalizaba la preparación
específica de entrenamiento deportivo.
La
fase cinco correspondiente al análisis de los resultados se
describen con detalle en los capítulos siguientes.
Cabe
destacar que el entrenamiento en relajación progresiva y
visualización tuvo una duración de 14 semanas, siete dedicadas a la
relajación progresiva y siete al entrenamiento en visualización.
El proceso de trabajo total con los deportistas, medido en semanas
incluyendo las que se usaron para la observación y la aplicación de
pruebas, duró 18 semanas.
Una
condición especial de este deporte fue que tenía una planeación
sistemática en su macrociclo de entrenamiento, que coincidía con
las fechas programadas para esta investigación, por esta razón se
adaptaron las fechas de entrenamiento en relajación progresiva y
visualización con el macrociclo de entrenamiento deportivo, quedando
establecida una sesión de psicología en cada microciclo de
entrenamiento. Con esta correspondencia en la planeación, se convino
concluir la intervención poco antes de la competencia fundamental.
Capitulo 3. Resultados
Los
datos fueron analizados en el paquete estadístico de SPSS
(Statistical Package for Social Sciences) versión 9.0, mediante el
cual se obtuvieron las estadísticas descriptivas de tendencia
central por sujeto y por grupo. Posteriormente se realizó un
análisis estadístico no paramétrico mediante la prueba de Friedman
y la prueba de Rangos Asignados de Wilcoxon.
A
continuación se presentan los datos correspondientes a la medida de
tendencia central para el inventario de Ansiedad Rasgo-Estado
(IDARE).
Tabla 1. Medias de
las puntuaciones del IDARE.
Idare |
Idare |
Idare |
Idare |
|||
1ra. Aplicación |
2ª. Aplicación |
3ª. Aplicación |
||||
Estado |
Rasgo |
Estado |
Rasgo |
Estado |
Rasgo |
|
Participante 1 |
1.70 |
1.60 |
1.20 |
1.20 |
1.15 |
1.15 |
Participante 2 |
1.80 |
2.60 |
2.10 |
2.60 |
1.55 |
2.15 |
Participante 3 |
2.90 |
2.65 |
2.00 |
2.15 |
1.55 |
1.60 |
Participante 4 |
2.00 |
1.75 |
1.25 |
1.45 |
1.25 |
1.45 |
Participante 5 |
2.50 |
2.50 |
2.40 |
2.05 |
1.75 |
1.85 |
Participante 6 |
2.20 |
2.50 |
2.10 |
2.45 |
1.85 |
2.20 |
media |
media |
media |
media |
media |
media |
|
2.1833 |
2.2667 |
1.8417 |
1.9833 |
1.5167 |
1.7333 |
*
Entre la primera y la segunda aplicación se impartió el taller de
relajación progresiva.
*
Entre la segunda y la tercera aplicación se impartió el taller de
visualización.
En la Tabla
1 se observa de manera descriptiva como el programa de relajación y
visualización resultó efectivo debido a la disminución de las
medias tanto para la Ansiedad-Estado (A-estado), como para la
Ansiedad-Rasgo (A-Rasgo). Siendo la media inicial de Ansiedad-Estado
(A-Estado) de 2.1833 y una media final de 1.5167. Mientras que la
media inicial de la escala Ansiedad-Rasgo (A-Rasgo) fue de 2.2667 y
la media final de 1.7333. Habiendo una disminución ligeramente
menor en la Ansiedad-Estado (A-Estado) en comparación de la
Ansiedad-Rasgo (A-Rasgo).
Se aplicó la prueba de Friedman para verificar si se
produjeron cambios antes y después del programa de intervención de
manera global, es decir, el taller de relajación progresiva y
visualización juntamente. Se confirmó que existieron cambios
estadísticamente significativos entre la Ansiedad-Estado (A-Estado)
antes del programa de intervención y la Ansiedad-Estado (A-estado)
después del programa (X² (2)=
9.652; p= 0.008). Siendo que la ansiedad-Estado (A-estado) fue más
alta antes de la intervención (Minicial =
2.1833 Mfinal=1.5167).
Y para la escala Ansiedad-Rasgo (A-Rasgo) los resultados probaron que
hubo cambios estadísticamente significativos, antes y después del
programa de intervención (X2
(2)= 11.00; p=
0.004). Siendo la media inicial para esta escala al principio más
elevada, que la media final (Minicial =
2.2667 y Mfinal =
1.7333).
Para
comprobar si se dieron cambios favorables de forma independiente, en
el taller de relajación progresiva y el de visualización, se aplicó
la prueba de Rangos Asignados Wilcoxon, sólo para el taller de
relación progresiva. En el cual no se encontraron resultados
estadísticamente significativos entre la escala de Ansiedad-Estado
(A-Estado) antes y después de dicho taller ( T = 3.00, Z = –1.572;
p =0.116) aunque la Ansiedad-Estado antes del taller de visualización
fue más alta (M = 2.1833) que la Ansiedad-Estado (A-Estado) después
del taller (M = 1.8417).
Para la
escala de Ansiedad-Rasgo (A-Rasgo) los resultados arrojados antes y
después del taller fueron estadísticamente significativos (T = 3.0,
Z = –2.023, p = 0.043) siendo que la ansiedad-Rasgo (A-Rasgo) antes
del taller fue más alta (M =2.2667) que la ansiedad-Rasgo (A-Rasgo)
después de la intervención. Por lo que se puede afirmar que para
el taller de relajación progresiva los cambios fueron
estadísticamente significativos, para la escala de Ansiedad-Rasgo,
pero no para la escala Ansiedad-Estado.
Los
resultados para de la Prueba de Rangos Asignados de Wilcoxon para el
taller de visualización en los momentos antes y después del taller
fueron estadísticamente significativos para la escala
Ansiedad-Estado (A-estado) de (T = 0.0, Z = –2.023, p = 0.043)
siendo que la media de la Ansiedad-Estado (M= 1.8417) antes del
taller de visualización fue menor que la media de la Ansiedad-Estado
(M= 1.5167) después del mencionado taller. La escala de
Ansiedad-Rasgo (A-rasgo) antes del taller de visualización resultó
mayor (M= 1.9833) que la Ansiedad-Rasgo (A-Rasgo) después (M=
1.7333)del taller, teniendo resultados estadísticamente
significativos ( T= 0.0 Z= -2.023 p = 0.043).
Por
otra parte, al realizar un análisis cualitativo de los
resultados, mediante una comparación de la prueba de control en la
que se midió la Capacidad Intelectual (Prueba de Matrices
Progresivas de Raven) y el grado de control de la ansiedad que logró
alcanzar el deportista, durante el proceso del programa de
intervención se obtuvieron los resultados, que se presentan
seguidamente.
De
acuerdo con la clasificación del baremo Argentino para la prueba de
Matrices Progresivas de Raven, los deportistas que tuvieron mayor CI
fueron los participantes 01 y 02, con diagnósticos de “termino
medio” y “superior al término medio”, respectivamente. Se
puede observar una similitud en la gráfica del comportamiento del
control de la ansiedad que lograron alcanzar (Ver figura 4 y 5).
En
el participante 01 (ver figura 4) su grado de Ansiedad-Estado
(A-Estado) y Ansiedad-Rasgo (A-Rasgo) estaban por debajo de la media
teórica (M=1.70 y M=1.60, respectivamente), al terminar el taller de
relajación progresiva el participante 01 habría logrado controlar
su ansiedad a niveles inferiores que le permitirían probablemente un
mejor desempeño en su actividad deportiva (M= 1.20 y M= 1.20,
respectivamente) (González, 1996).
Al
terminar el taller de visualización se realizó la tercera medición
de la ansiedad resultando que el participante 01, existió una
disminución de 0.5 en la escala de Ansiedad-estado (A-Estado, M=
1.15) y la escala Ansiedad-Rasgo (A-Rasgo, M= 1.15), es decir, no
hubo una disminución sustancial entre el tiempo transcurrido del
taller de relajación progresiva y el taller de visualización, con
respecto a los niveles de control de la ansiedad en el participante
01.
En
el participante 04 (ver figura 5) con diagnóstico de capacidad
intelectual, superior al término medio, se observa gráficamente que
el valor de su Ansiedad-Estado (A-Estado) (M=2.00) se encontraba
dentro de la media teórica y su Ansiedad-Rasgo (A-Rasgo) (M= 1.75),
por debajo de la media teórica. Al terminar el taller de relajación
progresiva el participante 04 había logrado controlar sus niveles de
Ansiedad-Estado (A-Estado) (M=1.25) y Ansiedad-Rasgo (A-Rasgo) (M=
1.45) a niveles inferiores a los que tenía antes del taller de
relajación progresiva. Al terminar el taller de visualización sus
valores de Ansiedad-Estado (A-estado) (M= 1.25) y Ansiedad-Rasgo
(A-Rasgo) (M= 1.45), se habían mantenido iguales, que en el segundo
momento de la medición de la ansiedad.
En
los casos de los participantes 01 y 04 coincide el hecho que son los
de mejor diagnóstico de capacidad intelectual y los de menor nivel
de ansiedad antes del programa de intervención y quienes logran los
niveles más bajos de ansiedad después del programa. Otro dato
interesante es que en el participante 01, la Ansiedad-Estado
(A-estado) y la Ansiedad-Rasgo (A-Rasgo) disminuyen casi
paralelamente, teniendo medias muy similares, y en el caso del
participante 04 disminuye más la Ansiedad-Estado (A-Estado) que la
Ansiedad-Rasgo (A-Rasgo).
Por
otra parte, los participantes 03 y 06 logran un diagnóstico
“inferior” de capacidad intelectual, de acuerdo con el baremo
argentino. Asimismo, son quienes tienen un mayor nivel de ansiedad
antes de iniciar el programa de intervención y que después de este
programa, logran una mejora en el control de la ansiedad y que sólo
en el caso del participante 06 la Ansiedad-Rasgo continúa
ligeramente por arriba de la media teórica.
Al
analizar al participante 03 (ver figura 6), se puede ver que las
medias de Ansiedad-Estado (A-Estado) (M = 2.90) y Ansiedad-Rasgo
(A-Rasgo) (M = 2.65), se encontraban por arriba de la media teórica.
Al terminar el taller de relajación progresiva las medias de
ansiedad-Estado (A-estado) (M= 2.00) y Ansiedad-Rasgo (A-Rasgo) ( M=
2.15) bajaron, pero estos valores aun continuaban por encima de la
media teórica. Al finalizar el taller de visualización las medias
de la Ansiedad-Estado y Ansiedad-Rasgo (M = 1.55 y 1.65,
respectivamente), se encontraban ya por debajo de la media teórica,
por lo tanto puede verse una disminución en los niveles de ansiedad
en el caso de este participante.
En
este caso se observa que el taller de relajación progresiva y
visualización tuvieron un efecto sustancial en forma independiente,
para el dominio del control de la ansiedad en el participante 03. Al
final del programa de intervención los valores para la
Ansiedad-Estado (A-estado) (M= 1.55) y Ansiedad-Rasgo (A-Rasgo) (M=
1.60), fueron casi similares, con una diferencia de tan solo 0.5.
En
el caso del participante 06 (ver figura 4), sus medias iniciales de
Ansiedad-Estado (A-estado) (M =2.20) y Ansiedad-Rasgo (A-rasgo) (M =
2.50) se encontraban por arriba de la media teórica. Situación que
cambia al terminar el primer taller, teniendo medias de 2.10 y 2.45,
para la Ansiedad-Estado (A-Estado) y Ansiedad-Rasgo (A-Rasgo),
respectivamente. Al concluir el segundo taller y volver a medir los
niveles de ansiedad se encontraron las siguientes medias:
Ansiedad-Estado (A-estado) (M = 1.85) y Ansiedad-Rasgo (A-Rasgo) (M
=2.20), siendo que la media ansiedad-Rasgo (A-Rasgo) la única que se
mantuvo ligeramente por arriba de la media teórica. Pero comparando
las medias iniciales con las medias finales, se nota una disminución
en los niveles de ansiedad del participante 06. La Ansiedad-Estado
fue la mejor controlada por el participante.
En
entrevista grupal, a los 6 participantes, al término del programa de
intervención, se les preguntó si las técnicas que aprendieron
fueron de utilidad y como sentían que les ayudaba. A esta pregunta
los participantes respondieron afirmativamente, y manifestaron que se
sentían mejor antes, durante y después de la competencia, o que ya
sabían como poder hacer algo para sentirse mejor, si tenían mucho
nerviosismo o ansiedad, sabían como controlarlo; dijeron también
que podían descansar mejor y conseguir el sueño con mayor
facilidad.
4.1
Conclusiones
Al analizar los datos de este estudio se puede ver que
apoyaron la hipótesis planteada de forma favorable, debido a que se
producen los cambios esperados para el control de la ansiedad en los
deportistas. Esto demuestra que es posible intervenir en la
preparación estratégica del deportista, en los aspectos
psicológicos, de una manera sistematizada y controlada, para que en
un tiempo razonablemente dosificado en sus microciclos de
entrenamiento pueda tener un mejor control de sí mismo y resultados
positivos para el control de la ansiedad (González, 1996, 1997).
Como se ha mencionado, este programa de intervención
incluyó dos talleres. El hecho que los resultados indiquen que el
taller de relajación progresiva produce cambios en la escala
Ansiedad-Rasgo (A-rasgo), pero no en la escala Ansiedad-Estado
(A-Estado), de manera
significativa, podría explicarse porque la escala mide la ansiedad
en situaciones generales de la vida cotidiana (Spielberger y Díaz
Guerrero, 1980); esto quiere decir, que para los fines del presente
estudio, el taller de relajación progresiva habría ayudado a los
deportistas a controlar su ansiedad en situaciones generales de su
vida, pero no en situaciones particulares o situacionales, en las
cuales la ansiedad podría manifestarse súbitamente. Por otra parte,
la medición en los deportistas se realizó al termino de su sesión
de entrenamiento físico del día, por lo tanto, el estar agitados y
cansados, por la actividad física realizada pudo haber afectado
significativamente el resultado obtenido de la escala de
Ansiedad-Estado (A-estado).
Esta particularidad de la escala Ansiedad-Estado
(A-Estado), es teóricamente aceptada, pues en la construcción de
esta escala se pretendió que reflejara la influencia de factores
situacionales (Spielberger y Díaz Guerrero 1980).
En el caso del taller
de visualización, el que los cambios antes y después fueran
estadísticamente significativos para ambas escalas del IDARE, es
decir, que se dieran cambios favorables en la escala Ansiedad-Estado
(A-Estado) y la Ansiedad-Rasgo (A-Rasgo) apoyando la hipótesis
planteada, va de acuerdo con la teoría relativa al tema de
visualización, y confirma que es una de las técnicas más eficaces
para la reducción de la ansiedad tanto como Estado o como
Rasgo, y se demuestra que la
producción de imágenes de relajación o tranquilidad pueden generar
estados fisiológicos relajados, así como que imágenes de amenaza
pueden producir niveles altos de
ansiedad (Martín y Jones, 1952; en Valdés Casal, 1996)
Los resultados
obtenidos establecen un punto de comparación del grado de ansiedad
que pueden experimentar los deportistas de alto rendimiento de
canotaje en Yucatán, lo cual constituye un primer paso para futuras
investigaciones en este campo. También demuestra que los deportistas
de élite, sin ninguna preparación sistematizada en el ámbito
psicológico, muchas de las veces desconocen las técnicas que les
pueden ayudar a tener un mayor control de sí mismos, y un mejor
desempeño en su actividad (González, 1992, 1996). Con base en lo
anteriormente planteado, seis meses después de este estudio se
verifico si hubo alguna mejora en el rendimiento de los deportistas.
El Club de canotaje reporto que tres atletas que participaron en la
muestra de este estudio, habían conseguido mejorar su rendimiento,
lo que permitió su inclusión en la Selección Nacional de Canotaje;
que es un primer paso para competir en regatas internacionales. Esto
puede indicar, que algunos atletas, pueden hacer uso de alguna
técnica particular y personal de relajación de manera equivoca o
asistemática, sin conseguir los propósitos planteados para su
bienestar psíquico.
Los
resultados de este estudio podría ser de mucha importancia para los
entrenadores y otros profesionales del deporte, ya que con frecuencia
manifiestan que la ansiedad es una situación que les preocupa, pues
tiende a interferir con la correcta participación de un deportista
en una competencia (Esquivel Baqueiro,1998; González, 1992, 1996),
pero con frecuencia ni el entrenador ni el deportista saben cómo
controlarla. Por otra parte, los psicólogos pueden ampliar su campo
de intervención al marcar una pauta de entendimiento en el ámbito
aplicado y científico, como una forma de ayudar primeramente al
deportista en cuestión y luego indirectamente a las personas
involucradas en su preparación.
En
el caso del participante 01 y 04, cuyos diagnósticos de capacidad
intelectual son de término medio y superior al término medio
respectivamente, el taller de Relajación Progresiva es suficiente
para que logren mantener su ansiedad a un nivel controlable y evitar
los efectos negativos de ésta en una posible ejecución (González,
1996). Por otra parte, parece ser que el taller de
visualización les aporta una ayuda mínima en todo caso, para
conseguir reducir sus niveles de ansiedad por debajo de lo logrado,
después de haber concluido el taller de Relajación Progresiva.
De acuerdo
con estos resultados, parecería que la enseñanza de la técnica de
la relajación progresiva es de ayuda a los atletas para conseguir
niveles más altos de tolerancia a la ansiedad y como ya se mencionó,
sus niveles de ansiedad no variaron en grado significativo, al
terminar el taller de visualización.
Lo anterior puede
explicarse debido a que existe la posibilidad que durante el taller
de relajación progresiva los participantes 01 y 04 hayan hecho uso
efectivo de sus recursos cognitivos, lo cual pudo haber producido una
mejor ejecución de la técnica de relajación y por ende niveles
menores de ansiedad. Como puede verse, los deportistas con
mayor capacidad intelectual, aparentemente tienen características o
recursos cognitivos que los pone en ventaja en comparación de sus
compañeros (González, 1997). Esto ayuda a explicar por qué
en estos deportistas, sus niveles de ansiedad se encontraron
por debajo de la media teórica antes de iniciar el programa de
intervención y al terminar el programa,
también sus niveles de ansiedad
continuaron siendo los más bajos con respecto a su grupo.
En el caso del
participante 03, quien tuvo un diagnóstico de capacidad intelectual
inferior, y que tenía niveles de ansiedad altos (A-Estado, M = 2.90
y A-Rasgo, M= 2.65) antes del programa y que al final de éste logró
disminuir sus niveles de ansiedad por debajo de la media teórica
(A-Estado, M= 1.55 y A-Rasgo, M= 1.60) en comparación de sus
compañeros, con el mismo diagnóstico de capacidad intelectual,
podría explicarse porque
antes del programa de intervención,
desconocía las técnicas que le podrían ayudar a tener
un mayor control de si mismo. Puede observarse cómo el taller de
relajación progresiva, le fue de una ayuda sustancial, para mejorar
el control de su ansiedad. Asimismo el taller de visualización tuvo
un efecto positivo en lo referente a disminuir los niveles de
ansiedad. Por otra parte,
la disminución de los niveles de ansiedad es bastante notoria, en
los participantes 01 y 04, incluso en comparación con los
demás participantes, como se ha podido
ver gráficamente. Esto nos indica lo importante que puede resultar
la enseñanza de estas técnicas a los deportistas, con el fin de que
ellos desarrollen sus capacidades intelectuales, para un mejor
control de sí mismo (González, 1996, 1997; Jones, y Stuth, 1997).
En el caso
del participante 06 la enseñanza de las técnicas de relajación y
visualización resultó favorable, pero no tan ampliamente, como en
el caso del participante 03. Lo cual se comprueba al observar sus
medias iniciales y finales, si se comparan con el participante 03.
Esto puede deberse a los pocos recursos cognitivos del participante
06 para afrontar la ansiedad general o situacional, así como a las
diferencias individuales existentes en los deportistas (Cruz Feliu,
2001).
En forma general se
puede decir que el taller de relajación progresiva ayuda a disminuir
los niveles de ansiedad en los deportistas (Roffé, 1999),
independiente del diagnóstico de capacidad intelectual. Por otra
parte, el taller de visualización parece ser que ayuda más
ampliamente a los participantes que tuvieron un diagnóstico
“inferior” de capacidad intelectual. Esto podría deberse a que
los participantes lograron aplicar de forma correcta las habilidades
visuales, que probablemente desconocían. Por otra parte, la
diferencia de capacidad intelectual entre los atletas puede resultar
esencial para su aprendizaje y rendimiento; y de esta forma disminuir
efectivamente sus niveles de ansiedad (González, 1997).
El
número de sesiones utilizadas en el taller de Relajación Progresiva
y de visualización, parecen ser las
adecuadas para conseguir resultados satisfactorios en grupos pequeños
de deportistas (Eberspächer, 1995).
4.2.
Limitaciones
Respecto
al taller de visualización, es posible que los resultados se
hayan visto influenciados, debido a que previamente los participantes
habían recibido un entrenamiento en relajación progresiva. Además,
esta técnica utiliza muchos más recursos cognitivos para
su ejecución (McKay, Davis, Fanning, 1988; Moro Mérida, et.al.,
2000), lo que pudo ayudar a que los resultados en ambas escalas
fueran los esperados.
Los
resultados obtenidos después del programa de intervención apoyan el
hecho, que este tipo de programas pueden ser efectivos para la
preparación de los atletas. Sin embargo, no necesariamente, son
susceptibles de generalización, pues el tamaño de la muestra fue
pequeña. Esto se debió en parte, por la reducida existencia de
atletas de alto rendimiento en el Estado y la poca accesibilidad para
trabajar con ellos. Por lo que se sugiere, aplicar el programa de
intervención a un grupo mayor de deportistas de alto rendimiento.
En
este estudio represento una limitación importante la falta de un
referente empírico, que midiera objetivamente que los deportistas
hubieran logrado la correcta aplicación de la técnica de
visualización.
También
sería conveniente en investigaciones posteriores invertir el orden
de ejecución de los talleres, es decir, primero visualización y
luego relajación progresiva, para controlar los posibles efectos en
los resultados del orden de presentación; asimismo, sería de
importancia aplicar el programa de intervención en otros deportistas
de alto rendimiento de diferentes disciplinas, para comparar sus
patrones de ansiedad, así como aplicar el programa en contextos
fuera del campo de entrenamiento o deportivo.
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